Trump y las elecciones intermedias

Por Eduardo Ancona

El próximo martes se llevarán a cabo en Estados Unidos las elecciones intermedias. Como ya dijimos, se disputará toda la Casa de Representantes (lo que aquí es la Diputados), poco más de un tercio del Senado y 39 gubernaturas. Esta elección no sólo es el tradicional referéndum sobre la labor del Presidente, sino que en el contexto actual determinará el futuro de la administración Trump. Mantener el control de las cámaras fortalecería aún más al Presidente de cara a la elección de 2020 en la que buscará la reelección, sin embargo una victoria legislativa de los demócratas pondría al Trump más cerca que nunca del impeachment. Para el Presidente y su partido es momento de tomar todas las medidas necesarias. Pongamos dos ejemplos.

Uno. Según la prensa, la caravana de migrantes centroamericanos que cruza México llegará a Estados Unidos más o menos en 10 días.

Los tiempo no podrían ser mejores para Trump. Nada le viene mejor ahora que una oportunidad de dar a sus votantes una muestra visible del horripilante discurso xenófobo y antimigrantes que tan bien le ha servido desde 2016. No me queda duda que durante la semana veremos no solamente una intensificación en las declaraciones contra la caravana y la mayoría de las cosas que haga México, sino que tampoco debe descartarse algún despliegue de personal a la frontera para hacer, no un operativo efectivo, sino una maniobra mediática que altere a la prensa liberal y complazca a su base.

Dos. Durante las primarias republicanas de 2016 Trump entró en una fuerte cadena de ataques con el Senador Ted Cruz. Lo llamó fracasado, dijo que era la personas más mentirosa que había conocido en su vida, sugirió que su padre había estado vinculado con Lee Harvey Osvald y se burló de la apariencia física de su esposa. Sin embargo, parafraseando a Keynes, cuando el hueso peligra, cambio de opinión, ¿y usted qué hace? Tener dignidad, por ejemplo. Hoy Trump apoya la reelección de Cruz contra el demócrata Beto O’Rourke no sólo por conveniencia personal y política sino también como una especie de vendetta personal: tenderle la mano a ese al que, a pesar de todo, suplica arrodillado.

De un tamaño similar a la implicación de estos ejemplos es lo que está en juego en la elección de noviembre. Para el Presidente es una línea de fuego difícil de cruzar, pero con una gran recompensa. Me temo que si los demócratas no dan un duro golpe a la mesa la próxima semana, el camino de Trump a la reelección estará bastante despejado. No se ve en el horizonte un demócrata que pueda vencerlo en 2020.

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