Turismo cultural, ¿un platillo exótico?

Por Miguel II Hernández Madero

Una  y otra vez nos repiten que Yucatán es una tierra de maravillas, con un enorme potencial turístico, posición geográfica estratégica, ciudades coloniales y playas de arena blanca y bellezas naturales. Todo eso es cierto pero desaprovechados y nuestros atractivos son promovidos y explotados por turisteros del vecino estado de Quintana Roo.

Más allá de las declaraciones desafortunadas y acciones que pretenden vender cuentas de vidrio y espejitos, las autoridades de Turismo en el estado deberían primero dimensionar las cosas, conocer, empaparse de esta cultura, de los atractivos que tienen y cómo se pueden proyectar en beneficio de la entidad.

Yucatán merece algo más que simples experimentos, sobre todo porque se tienen los atractivos para despuntar. Se trata de en realidad crecer y consolidarse, pensando a largo plazo. Es curioso cómo teniendo una de las Siete Maravillas del Mundo no se sepa sacar provecho. El colmo, son los turisteros de Cancún quienes la han promovido desde hace décadas, pero poniendo a esa ciudad y puerto como la entrada al Mundo Maya. Por ello los turistas solo van de paso y no se quedan, porque ya les vendieron todo el paquete.

Pero además tenemos el caso de Valladolid, un punto intermedio entre Cancún y Chichén Itzá, donde los restauranteros y comerciantes se quejan de que no hay mucha derrama económica, pero no analizan que aunque sean “Pueblo Mágico”, la sola denominación no es suficiente, sino que se debe completar con una actitud de servicio.

Pondré como ejemplo quienes visitan el bazar de alimentos, frente al parque principal y a pocos metros del Bazar de Artesanías. Llega el turista y no hay atención, debe pararse en el mostrador a pedir sus alimentos, pagar ahí y luego esperar a que esté listo para pararse nuevamente e ir por lo que pidió. La mayoría prefiere ir a los restaurantes promovidos desde Cancún o de plano irse a la tienda de autoservicio, donde les atenderán más rápido, con clima y a precios más baratos.

¿Quién tiene la culpa? Las autoridades deben concientizar en el caso de la cultura de servicio y en el plano estatal, definitivamente desde Palacio de Gobierno se debe entender que no se trata de un “club de cuates”, sino de una administración pública, donde las “puntadas”, bromas y vida bohemia no tienen razón de ser, porque se trata de recursos públicos, del desarrollo de un estado y del bienestar de la población, en una entidad donde casi la mitad viven en la pobreza.

Ojalá terminen pronto las acciones desarticuladas, las declaraciones pomposas que en nada benefician y las actividades vacías. Definitivamente Yucatán merece más que eso.

Hasta la próxima…

 

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