Un duro informe marca el inicio del juicio a Trump

El Senado de Estados Unidos dio ayer inicio formal al juicio contra Donald Trump en un clima de gran crispación política entre republicanos y demócratas, marcado por el rechazo frontal del presidente al proceso y la reciente salida a la luz de nuevos documentos relacionados con el escándalo de Ucrania, entre ellos, un duro informe oficial contra de su actuación. Trump está acusado de abuso de poder por las presiones a Kiev para que investigase a su rival político Joe Biden y de obstrucción al Congreso por boicotear las pesquisas parlamentarias sobre este escándalo.

El tercer juicio político de la historia de Estados Unidos llegó en un soleadísimo y cálido día de enero, a punto de cumplirse tres años de una Administración instalada en la tormenta y con curiosos caprichos del destino. Momentos antes de que comenzase la apertura formal del juicio en el Senado, esa misma Cámara concedía a Donald Trump una de las grandes victorias legislativas de su mandato, la aprobación por abrumadora mayoría del nuevo tratado comercial con México y Canadá. Por la mañana, sin embargo, las noticias venían mal dadas para el presidente, pues la oficina de control del Gobierno, una agencia independiente dentro de la Administración, presentó un informe en el que califica de ilegal la congelación de ayudas militares a Ucrania decidida el pasado verano por la Casa Blanca.

Esa decisión del Gobierno de Trump resulta clave en este caso porque la acusación lo considera una forma de presión a Kiev para forzar un anuncio negativo sobre los Biden. La oficina, que depende del Congreso, asegura que la retención del dinero -cerca de 400 millones previamente aprobados por el Congreso- tuvo carácter político, no técnico. “El cumplimiento de la ley de buena fe no permite al presidente cambiar sus prioridades políticas por aquellas que el Congreso haya convertido en ley”, sostiene el texto.

Es uno de los documentos que se discutirán en las próximas semanas en el Senado, convertido desde ayer en un tribunal. “Hear ye! Hear ye! Hear ye! Todas las personas están obligadas a permanecer en silencio, bajo pena de prisión…”, conminó el sargento de Armas, como marca la tradición.

Fue otro día de rituales en Washington. El equipo de fiscales nombrado el miércoles por la Cámara de Representantes, siete congresistas demócratas que se encargarán de argumentar la acusación, se presentó sobre el mediodía en la Cámara alta para leer en voz alta los cargos contra Trump, los llamados artículos del juicio político. Sobre las dos de la tarde llegó el presidente del Supremo, John Roberts, que ejerce de árbitro en el pleito. “¿Jura, solemnemente, que en todas las cosas concernientes al juicio del presidente Donald John Trump, ahora pendiente, administrará justicia imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes, con ayuda de Dios?”. “Lo juro”. Roberts hizo su juramento ante el presidente de la Cámara y se encargó de tomarlo al centenar de senadores, ahora miembros de un jurado que ha prometido ser eso, imparcial.

¿Es posible? El líder de los republicanos en la Cámara alta, Mitch McConnell, ya advirtió hace semanas que estaba coordinando los detalles del proceso con la propia Casa Blanca y la absolución se da por segura, dada la mayoría republicana. Mientras, un hijo de Trump, Eric, pedía ayer en las redes sociales que cualquier senador demócrata que esté compitiendo por la candidatura a las presidenciales de 2020 —hay cuatro en esta situación, como Bernie Sanders o Elizabeth Warren— se recuse por su “increíble conflicto de intereses” en este juicio.

Este será el primer impeachment de la era Twitter, también el primero que juzga a un presidente que busca la reelección y que bloqueará durante semanas a cuatro senadores que luchan en unas primarias. Resulta, a su vez, el más partidista de los llevados a cabo hasta ahora.

El primer presidente en pasar por un juicio en el Senado, Andrew Johnson, en 1868, quedó absuelto por un solo voto, y en el caso de Bill Clinton, aunque el partidismo fue mayor, los votos de los legisladores en ambas fases del juicio no se ajustaron tan milimétricamente como ahora a la línea del partido. Las reglas de juego sobre cómo desarrollar el proceso, por ejemplo, salieron adelante por unanimidad.

Ese es el primer paso que afronta ahora el juicio en el Senado, aunque es posible que la declaración de testigos, uno de los grandes puntos de conflicto, se vote después de las alegaciones de las partes, que empiezan el martes, 21 de enero, a la una de la tarde.

Texto y fotos: Agencias

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