Por Juan Esteban Méndez
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas tuvo en días anteriores una reunión con sus directivos más altos o modificó algunas reglamentaciones sobre los Oscar. El primero fue el tomar la decisión de agregar la posibilidad de que las películas estrenadas directamente en sistemas digitales sean elegibles para la nominación y el eventual premio de la academia, la segunda decisión, y por la cual dedico el texto de esta ocasión, es el de fusionar la categoría de mezcla de sonido y edición de sonido en solamente “Sonido” y eso solo me hace pensar como analista de la industria cinematográfica que nunca seguí esperando nada de la academia y aún así una vez más logró decepcionarme.
Para poner en contexto la situación: La mezcla de sonido responde a la tarea de numerosos expertos de unir de manera ordenada, precisa y coordenada todos los elementos sonoros para que una escena tenga coherencia, este tipo de trabajos tiene especial relevancia en escenas de acción o de cine bélico en donde diversos tipos de sonido coexisten en la misma situación.
La edición de sonido responde a la creación de sonidos originales que no existen o que necesitan recrearse para darle un especial énfasis a la estructura de la película, puede ir desde lo más descabellado como crear rugidos de monstruos o efectos de naves espaciales, hasta lo más banal como el correcto sonido de un caballo galopando o de como sonaría una explosión de un tanque de gas.
La postura de la academia de unir estas dos categorías en una sola no sólamente refleja el desinterés de la academia en centrarse en las áreas de especialización cinematográfica, es dar por sentado que ambas categorías son lo mismo, cosa que no es cierto, es decir públicamente que todos hacen lo mismo y que no existen escalas de grises en su trabajo, es previsible esta decisión ya que en los últimos años los votantes de la academia en las 14 ocasiones anteriores 11 han duplicado a los ganadores, al final es una salida fácil para evitar comprender un arte que va mucho más allá de lo complejo.
