Con una victoria de 106-105 sobre los Toronto Raptors, Golden State evitó, al menos por hoy, cederle su corona al que sería el primer campeón canadiense de la NBA y forzaron el sexto juego a celebrarse el jueves en Oakland.
La situación de Golden State previa al partido obligó a tomar medidas desesperadas: Kevin Durant volvió a la duela tras 33 días de ausencia por una lesión en la pantorrilla derecha, sin garantías de que estuviera totalmente recuperado.
La diferencia fue palpable: los Warriors llegaron a tener ventajas de doble dígito, Durant fue un factor para abrir a la defensa de Toronto, anotó 11 puntos solo en el primero periodo… Pero con poco más de dos minutos jugados en el segundo, se resintió de su lesión.
No volvió al partido y se fue al vestidor entre aplausos de la afición que pidieron los mismos jugadores de los Raptors. Solo 14 minutos de juego y 11 de acción duraron las Finales de la NBA para Kevin Durant, quien será evaluado este martes y muy probablemente no podrá jugar el resto de la serie.
Golden State aguantó el resto del segundo periodo y se fue al descanso con ventaja de 62-56.
Poco movimiento hubo en el tercer periodo: solo algunas pequeñas rachas de ambos equipos, pero la ventaja para los Warriors se mantuvo intacta con marcador de 84-78.
Dos triples y un jumper en medio de ellos de Kawhi Leonard entre 5:13 y 4:06 por jugar le dio finalmente ventaja de 4 a Toronto, que no había tenido desde el primer cuarto. Luego otro doble. Y el ‘Jurassic Park’ explotó con un 103-97 que parecía lapidario.
Pero Klay Thompson anotó otro triple y acercó a los Warriors a tres y con 1:15, Stephen Curry lo empató 103-103 y de nueva cuenta Thompson apagó la arena con otro enceste de larga distancia. Nueve puntos sin respuesta de los campeones.
Los Raptors lograron acercarse a uno y cuando Golden State tuvo posibilidad de acrecentar la ventaja, DeMarcus Cousins cometió una falta ofensiva que le dio la ofensiva a los locales con 15 segundos en el reloj.
Los Warriors van por la hazaña que hace tres años le hizo Cleveland. Mientras el campeón viva, nada puede darse por descontado.
Texto y foto: Agencias
