Por Marcial Méndez
El pasado domingo 10 de mayo, la WWE llevó a cabo una nueva edición de Money in the Bank, otro de sus grandes eventos anuales cuyo mayor atractivo es el epónimo combate de escaleras en el cual múltiples competidores luchan por conseguir un maletín colgado sobre el ring. En la iteración del 2020, ante el prospecto de otro evento más sin audiencia en la arena, la gigante empresa luchística optó por darle un twist al clásico combate al hacerlo una secuencia pregrabada en la que los competidores debieron primero subir al techo de las oficinas centrales de la empresa para llegar al ring sobre el cual se encontraba el preciado maletín.
Este cambio marca una continuidad de la tendencia hecha evidente en el reciente Wrestlemania, en el que en varios de los combates principales se optó por un estilo “cinemático” mucho más cercano al de un serial de TV que al de la lucha en vivo, logrando muy buenos resultados.
La decisión de continuar realizando espectáculos así resulta un gran acierto para la WWE, cuyo estilo luchístico es (casi siempre) pobre en lo técnico pero muy afín a momentos de entretenimiento sobreproducido como los aludidos.
El reciente evento principal de Money in the Bank solo vino a reforzar esto con su tono predominantemente cómico y exagerado, así como con su sorpresivo final.
Todo parece indicar que la lucha “cinemática” ha llegado para quedarse. Popularizada en la WWE más no innovada por ellos, esta tendencia parece ser la evolución lógica del wrestling americano.
