¿Y con qué van a mover el Tren Maya?

Por Jonathan Ruíz Torre

No llegaron. Los esperaban para marzo, de acuerdo con declaraciones del presidente, pero llegó abril y aún no son públicos los planes oficiales que nos permitan saber cómo funcionará el proyecto del Tren Maya.

Por esa circunstancia ignoramos si requerirá gas natural, diésel o electricidad para moverse. Si es diésel, hay que esperar a que construyan la nueva refinería de Dos Bocas, en Tabasco, porque en Pemex la producción de ese petrolífero cayó 60 por ciento desde 2014.

No hay y —habida cuenta del abandono de las refinerías por parte de la administración peñanietista— sin el nuevo complejo tendrían que importarlo de Estados Unidos, lo que resultaría incongruente con la retórica nacionalista de Andrés Manuel López Obrador.

Sigue el gas. Conviene más por ser menos contaminante, pero el cuento es el mismo. Lanzada al olvido la perforación de pozos durante el sexenio pasado, la producción de gas natural cayó 27 por ciento en 4 años, según Pemex y la opción de suministro está allende el río Bravo, en donde por cierto, este hidrocarburo está en barata.

Queda la electricidad, pero dos apagones recientes de la Península de Yucatán en menos de un mes hablan de que la gestión actual de la CFE no es confiable. Las explicaciones oficiales del equipo del director general Manuel Bartlett en torno a ambos sucesos, preocupan más que calmar a los consumidores: que ocurrieron por el fuego ocasionado o no por cañeros, fue encendido justamente debajo de los cables de transmisión que conectan a una región que para fines energéticos parece más bien insular. El “accidente” puede repetirse de manera imprevista dejando a oscuras a pasajeros que en medio de Calakmul vivirán, ahí sí, un safari.

Habría pues que producir electricidad y mucha. Como referencia, la frágil red de Mérida consume unos 800 megawatts y una nueva refinería sureña añadiría una demanda de unos 500 megawatts, aproximadamente, para lo que hoy, de acuerdo con versiones de funcionarios locales, no hay.

La forma más práctica, confiable y menos contaminante de generar energía eléctrica localmente en la región es con la combustión de gas natural en motores similares a los de los aviones en procesos que los ingenieros llaman de ciclo combinado. Pero volvemos al asunto de que no hay y peor aún, aunque lo hubiera, en Yucatán hay escasos ductos para transportar gas natural.

La secretaria de Energía Rocío Nahle prometió darle prioridad a esa región. Ofreció infraestructura de transporte y hay planes de inversión energética. Hasta ahora, solo planes.

Una solución inesperada puede ayudar. El gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, ante inversionistas mexicanos y estadounidenses convocados en su estado, presumió públicamente la semana pasada que en su estado construyen plantas de energía renovable que una vez concluidos añadirán 3 mil megawatts a la red. Muy buenos, aunque lidian con la ausencia de sol o de viento que inevitablemente se ausentan ocasionalmente.

Viene el momento, se acerca el Tren Maya, baterías no incluidas.

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