Yaxcabá: entre leyendas y monumentos históricos

Ubicada a más de cien kilómetros de Mérida, Yaxcabá es un verdadero tesoro para disfrutar en familia en un paseo dominical, en el que además de conocer la iglesia del lugar, la única de Latinoamérica que cuenta con una torre de tres niveles al centro de fachada, se puede escuchar de boca de los mismos habitantes las historias que giran en torno al “Huay Cot” (brujo pájaro), y la manera misteriosa en la que se surtía la tienda del pueblo.

El equipo de Punto Medio visitó el pasado viernes la población, que por cierto está de fiesta hasta mañana lunes, y en medio de la música de charanga y las corridas de toros, en las que se lidiaron 28 astados en la jornada, tuvimos la oportunidad de conversar con los vecinos que orgullosos compartieron algunos detalles de la majestuosa iglesia que en un tiempo estuvo dedicada a San Francisco de Asís y después a San Pedro Apóstol, aunque la fiesta del Pueblo es en honor a la Santa Cruz Verde.

–La torre central tiene tres niveles que representan a la Santísima Trinidad (Dios padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo)– explicó el sacristán Teófilo Chan, quien destacó que el retablo central está cubierto de lámina de oro.

A los costados, además de un hermoso púlpito de madera que se conserva en su sitio aunque ya no se utiliza, se pueden encontrar bellos retablos de madera que son una muestra del excelso trabajo que los artesanos realizaban en el siglo XVI, y que resguardan imágenes como las de la pequeña Virgen de la Asunción, la Santa Cruz Verde, San Francisco de Asís, San Pedro y San José.

Varias de estas imágenes fueron resguardadas en el lugar después de la destrucción de Iglesia de Mopilá, población ubicada a 20 kilómetros de la cabecera que quedó deshabitada después de la Guerra de Castas. Hoy las ruinas de este templo son atractivo turístico y motivo de una peregrinación anual cada 31 de julio, para llevar a la Virgen de la Asunción a pasar la noche a la que fuera su casa.

La Guerra de Castas, que inició en 1847 y finalizó en 1901, impactó de manera importante a Yaxcabá, ya que además de la destrucción de Mopilá, propició que en las esquinas de la barda perimetral de la iglesia ubicada en el centro de la población, se construyeran dos estructuras que los habitantes del lugar llaman “Ermitas” desde donde se colocaba a gente armada para defender a la iglesia ante un posible ataque; de hecho en la fachada del templo se aprecian varias aberturas que se hicieron con el mismo fin.

A un costado se puede apreciar “El Cenote del pueblo”, que, según afirman, cuando estaba próxima la Guerra de Castas, el rico comerciante, don Claudio Padilla, al que le vendía la mercancía el “Huay Cot”, arrojó todo su oro. En la iglesia se conserva una lápida en la que aparece que dicho empresario falleció en el año de 1911.

El “Huay Cot” era un brujo que afirman se convertía en pájaro, y que era de esta manera en la que volaba por los alrededores para robar mercancía y venderla al dueño de la tienda más grande de la región, el español Claudio Padilla, que de manera original viajaba con sus arreos por la mercancía hasta Belice.

El alcalde Sansón Israel Palma Santos dijo a Punto Medio que los “antiguos” cuentan que el comerciante se trasladaba al sitio arqueológico de Yaxunah, para recorrer por un sacbé (camino blanco) 99 kilómetros para llegar a Cobá y de allí se dirigía a Belice para hacer sus compras.

El lugar se hizo famoso porque la gente llegaba a solicitar alguna mercancía y si no había el dueño le afirmaba que en dos o tres días la tendría y así sucedía, aunque nadie veía que llegaran a surtir.

La casa que se construyó en el año de 1834 se conserva frente al cenote y es conocida como la “Casa del Huay Cot”, y en los patios conserva motores antiguos, además de un horno de pan y un enorme palomar, con capacidad para más de 100 palomas.

Cuenta la leyenda que cuando el “brujo pájaro” volaba para traer más mercancías cientos de palomas lo acompañaban en el viaje.

Falta espacio para escribir acerca de la capilla en la que se festeja a la Virgen de Guadalupe ubicada en un altillo y de otros atractivos con que cuenta Yaxcabá, un lugar con mucha historia, pero sobre todo de gente amable y trabajadora.

Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Amílcar Rodríguez

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