¿Yucatán xenofóbico?

Por Eutimio Castro

A lo largo del tiempo los yucatecos han adoptado un cierto resentimiento con la gente de otros lugares del país o el extranjero, y todo esto, a partir del regionalismo que se ha asumido a lo largo de la historia, así como el incremento de la delincuencia, no solo en la ciudad capital sino también en el interior del estado.

En los últimos meses la delincuencia ha aumentado en la entidad, y esto no significa que la seguridad este en riesgo, pues en cuestión de horas los malhechores son detenidos, esto es, a que en las notas de los diversos medios de comunicación se puede leer el origen de los delincuentes, los cuales en ocasiones provienen de otras partes de la República.

Gente que opta por refugiarse en lugares con mayor tranquilidad, pero se han topado con una logística de búsqueda y captura muy eficaz de la policía estatal, por eso, Yucatán es considerado como uno los estados más seguros del país.

Pero este tipo de personas que vienen a delinquir, aumenta el rechazo y odio general hacia las personas que deciden vivir en el estado; personas que en su mayoría deciden poner un establecimiento, hacer un negocio o buscar una fuente de ingresos, provocando la envidia; tal como sucedió el año pasado en el puerto de San Felipe, cuando pescadores locales se reunieron para “sacar” a pescadores fuereños, ya que aseguraban que la delincuencia había aumentado debido a la presencia de “gente de fuera”.

Por lo que hubo un exhorto de las autoridades, en particular de la Comisión de Derechos Humanos para prevenir los actos de xenofobia y discriminación, ya que de acuerdo con el artículo 11 constitucional donde toda persona tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes.

Y es que, los yucatecos con tradiciones y costumbres arraigadas, no ven con buenos ojos a la gente que solo viene a burlarse, ofender o cometer actos que afecten la tranquilidad de sus vidas cotidianas.

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