Alternativa al combustible fósil

 

 

 

No, querido lector o lectora, en esta ocasión no estaré incurriendo en el amplio tema de los hidrocarburos ni el etanol o algo por el estilo. Te ofrezco, en cambio, una metodología para reciclar todo el desperdicio anímico y frustración que las situaciones diarias puedan traer.

No sé si te haya sucedido, pero me he encontrado en escenarios en los que simplemente uno ya está tan harto, que cualquier acción que se tome pareciera que no resolverá nada. En cambio, propongo reutilizar, reciclar la frustración que cala en nuestro pecho sediento de calma y tranquilidad, y transformarlo en combustible.

Para nuestra metodología, el primer paso (y tal vez el más difícil) es aprender una simple regla: no quejarse. Yo sé, no es como que lo logre muy a menudo, pero cuando dejas este humano hábito las cosas comienzan a cambiar.

Verás, al quejarnos con otra persona y externar lo que nos molesta estamos liberando tensión, es muy necesario para sobrevivir. Pero, al recibir la empatía de otra persona en un tan esperado -Qué mal que te suceda eso, te comprendo- nuestros deseos de cambio se ven paliados por la compresa de la empatía.

Acto seguido, localiza la solución a la situación (si depende de ti, evidentemente) y canaliza la misma energía que aplicarías en quejarte, a solucionarlo. Si no se externa, se concentra. Si se concentra se potencializa. ¿A dónde habríamos llegado si utilizáramos el tiempo en llegar a las soluciones que en quejarnos de los problemas?

Digo, se lee simple y lo es, pero no tiene nada de sencillo. Requiere comprometer y sacrificar el confort que resulta de la comprensión del prójimo.

Y por último pero no menos importante: visualizar el destino. Basta decir que sobran las ganas de tirarse al suelo y hacer una pataleta emocional sobre lo desgraciada que es la vida, y podríamos tener razón. Pero es ahí donde nuestra (nunca bien ponderada) razón nos mantiene en el camino, reciclando frustración en combustible, avanzando un poco más.

Después de todo, cada uno es protagonista de su propia historia.

Por Gibrán Mafud Contreras*

gibranmafudc@gmail.com

* Director creativo de la agencia de publicidad y diseño “Cuatro monos”.

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