Conoce las claves para cuidar tus pies

Para saber en qué consiste la fascitis plantar primero debemos conocer cuál es la estructura implicada en este trastorno. En la planta del pie existe una banda gruesa de tejido denominada fascia plantar, que se extiende desde el talón hasta los huesos de la bola del pie (punto donde comienzan los dedos). La función de esta banda es la de tensar la base del pie manteniendo la curvatura plantar, y amortiguar el impacto derivado del acto del desplazamiento sobre la planta del pie.
La fascitis plantar es la inflamación de la fascia plantar debida, por lo general, a un exceso de uso (muy común en los deportistas), un estiramiento de la misma, o la presencia de ciertos factores predisponentes. Estas situaciones suelen generar en el tejido una serie de microtraumatismos que el organismo no tiene tiempo de reparar, de modo que terminan por producir su degeneración.
Es la afección más frecuente de dolor no traumático en el complejo tobillo-pie. Se estima que en torno al 10% de las personas sufrirá esta dolencia a lo largo de su vida. Se considera un problema autolimitado, es decir, que 8 de cada 10 casos se resuelven solos en un período aproximado de 10-12 meses tras el inicio de los síntomas, a pesar de motivar un buen número de consultas médicas y de generar molestias que en muchas ocasiones impiden realizar una vida normal.
La mayoría de los casos de fascitis plantar se presentan en individuos varones activos de entre 40 y 70 años. Se trata también de un problema muy habitual entre los corredores, entre los que su prevalencia alcanza hasta el 25% de los casos.
Para su corrección, la mayoría de las veces se recurrirá a tratamiento médico y rehabilitador, y en raras ocasiones a la cirugía, pues es recurrente hasta en un 30% después del quirófano.
Tratamiento. El tratamiento para la fascitis plantar es simple y por lo general bastante efectivo, aunque suele tardar varios meses en resolverse, por lo que se debe mantener el tratamiento hasta la remisión del dolor (al menos durante tres meses). Las dos medidas principales son la administración de antiinflamatorios y la recomendación de ejercicios de estiramiento para el talón. En ocasiones los antiinflamatorios pueden administrarse localmente mediante infiltraciones.
Algunos de los siguientes ejercicios pueden ayudar a reducir el dolor en la zona pero, antes de realizarlos, debe consultar con su médico si son los adecuados para su problema y cuándo debe realizarlos, o incluso con un fisioterapeuta, que puede ayudarle a realizarlos correctamente o aplicar otro tipo de técnicas manuales para el alivio de la sintomatología de este problema:
Estiramiento en tabla inclinada: se apoya uno de los pies en una tabla inclinada (o, en su defecto, en una escalera), con ambos pies situados en el mismo escalón y, con la rodilla contraria al pie que está realizando el ejercicio ligeramente flexionada, se presiona con el talón hacia abajo. Se mantiene durante aproximadamente un minuto, y se repite el ejercicio unas cinco veces.
Peso sobre una sola pierna: asegurándose un punto de apoyo estable, se adopta la típica posición de “pata coja” sobre el pie lesionado. A continuación se levanta progresivamente la parte trasera del pie hasta dejar todo el peso del cuerpo sostenido en los dedos. La bajada se realizará lentamente, asegurándonos de no sobrecargar el empeine. Este ejercicio puede repetirse unas diez veces.
Estiramiento de la pantorrilla: frente a una pared, apoyamos las manos y mantenemos una pierna delante y otra detrás. La pierna delantera debe quedar ligeramente flexionada, mientras que la trasera debe estar estirada y con la mayor parte de la planta del pie en contacto con el suelo. En esta posición se echa el cuerpo hacia delante hasta notar tirantez en la pantorrilla; en ese punto se mantiene la posición unos diez segundos, se relaja, y se repite la misma operación diez veces.

 

Texto: Agencias
Fotos: Cortesía

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