En la primera semana septiembre de 1994 sucedió un milagro, una de esas maravillas cotidianas que pasan desapercibidas: Patricia se embarazó. La felicidad de ella y su esposo, Luis Antonio, se duplicó a las pocas semanas, al conocer que eran dos —y no uno— los que nacerían.
Gemelas dicigóticas, o gemelas fraternas. Separadas, y a la vez unidas, “cabeza con cabeza”, describe una de ellas, veintidós años después. Así se fueron gestando Patricia y Valentina Mendoza Lugo, quienes nacieron el 8 de junio de 1994.
Los lazos entre estas dos jóvenes se han mantenido intactos. Ambas estudian la carrera de Administración en la Universidad Marista de Mérida, y las dos son destacadas deportistas, que acaban de regresar con medallas de la Universiada.
Sus padres Luis Antonio y Patricia les heredaron los genes y el gusto por el deporte, en específico la charrería, que practica toda la familia, incluso el benjamín, Luis Antonio, de diecinueve años y también alumno de la Marista.
Patricia y Valentina comenzaron a gimnasia a los cuatro años. “Era gimnasia olímpica”, especifica Valentina, “pero como éramos demasiados traviesas nos pasaron a rítmica”. Patricia se lesionó en un entrenamiento, y ya no pudo continuar en esa disciplina.
Sin embargo, como parte del proceso de rehabilitación, entró a atletismo.
El camino que habían emprendido entonces se bifurcó, llevando a cada una por su lado. En vías paralelas, cada una fue destacando, alimentando un medallero cada vez más voraz.
De 2009 a 2012, Patricia fue campeona nacional en heptatlón, demandante disciplina que contempla cien metros con vallas, salto de altura, lanzamiento de bala, doscientos metros planos, salto de longitud, lanzamiento de jabalina y ochocientos metros planos.
En 2010 impuso récord mexicano. En 2007, también fue campeona centroamericana en exatlón —todas las anteriores menos jabalina. Fue la primera vez que México se alzó con ese título.
Valentina, por su parte, participó en olimpiadas nacionales de 2006 a 2008, ganando primer lugar en conjuntos. En 2007 fue al Panamericano, en Venezuela, donde también quedó en primer lugar.
Universiada 2017
Estas atletas, orgullo de Yucatán, están en la recta final de su carrera: están en décimo semestre. Engrosaron el medallero de la Universidad Marista en la universiada que acaba de concluir, y que se realizó en Monterrey.
Patricia logró ahí su primera medalla de oro; fue en la disciplina de salto con garrocha. No sólo ocupó la cima del pódium sino que impuso récord yucateco. Valentina, por su parte, participó en las disciplinas de gimnasia de grupo, terna y aerodance, trayéndose a casa tres medallas: una de plata y dos de bronce. Estas se unen a los bronces de 2016 y 2015.
“Aquí, en la Universidad Marista, no hay deportistas que estudian, sino estudiantes que practican deporte”. Esta frase, acuñada por el rector Miguel Ángel Baquedano Pérez para hacer énfasis en la formación integral de los alumnos maristas, está cincelada en la mente de las gemelas.
Provenientes del Teresiano, Patricia y Valentina concluyen su licenciatura con excelente promedio. ¿Cómo le hacen para ser excelentes estudiantes y excelentes deportistas? “El deporte nos ha dado mucha disciplina y responsabilidad, lo que igual llevamos a la práctica en nuestros estudios”, acepta Patricia. “Al mismo tiempo, influyó que nuestros papás nos inculcaron la importancia de la educación”.
Son atletas de alto rendimiento, asiduas estudiantes… Y trabajan desde hace dos años y medio.
Patricia entrena de lunes a viernes de cinco y media de la madrugada a nueve de la mañana; los sábados, toda la mañana. Valentina, de nueve a once de la noche, de lunes a viernes, y también los sábados en la mañana.
“La Universidad Marista nos ha dado un gran apoyo”, reconoce Valentina. “En efecto”, secunda Patricia. “Por ejemplo, a mí que de heptatlón pasé a salto con garrocha. La institución y todos los que ahí trabajan, comenzando por el rector, creyeron en mí y así pude cambiar de disciplina”.
–Pablo A. Cicero Alonzo
