Aquí aún no “ha valido”

Por Carmen Garay

Como cada día, se prepara para presentar las noticias más relevantes de la jornada. Peinado, ropa discreta y ejercicios de dicción, muchos ejercicios para que la voz fluya y se escuche con claridad. Pero esta vez la voz no sale con facilidad, el maquillaje no sirve para disimular la expresión de asombro por informar que en Mérida fue asesinado un policía ministerial en el cumplimiento de su deber ¡eso nunca ha pasado aquí! No así, en condiciones tan ajenas, tan extrañas y en la aparente tranquilidad de un operativo de apoyo a víctimas. Las investigaciones apenas comienzan, pero el solo hecho de pensar en un hombre de buena fe que no volverá a su casa nunca por este motivo, hace que falte el aire al darlo a conocer.

El estupor de esa indigna muerte se suma a la crispación de apenas hace unos días, cuando se dio a conocer que una joven mujer fue víctima de su pareja sentimental. Las imágenes son muestra de una violencia extrema, moretones en todo el cuerpo, hasta su cabello parece haber sido tironeado con brutalidad. Los detalles todavía no se saben, la audiencia de vinculación a proceso apenas se programó para ayer miércoles y, mientras tanto, en las redes sociales la gente enardecida insulta, desprecia y muestra ad infinitum los golpes y moretones de la víctima plenamente identificable, ¡junto con el nombre completo y rostro del presunto agresor! Así se pone en riesgo el debido proceso judicial, pero más riesgo corre actualmente la paz social.

Cuánta falta hace un acto simbólico masivo, organizado y profesional, no para pedir que bajen tarifas de luz -tal como convocó el martes 13 el sector empresarial, apoyado por toda la sociedad yucateca-, sino para emprender una campaña estatal de divulgación y recuperación de valores cívicos, así como para reforzar un mensaje que convoque a la unidad y serenidad en este contexto, pues además de hechos noticiosos, la coyuntura de cambio de gobierno federal trae la consabida polarización de los ciudadanos.

En la cotidianidad de las actividades personales, se palpan las posturas contrarias en temas política -habrá tren, no habrá tren-, en temas sociales -que muestren a la mujer golpeada, que no muestren a la mujer golpeada–, en temas policiacos -que muestren al agresor, que no muestren al agresor. Varias personas platican con voces destempladas y entonces irrumpe la frase “ahora sí, aquí también ya valió”. Muchos están de acuerdo.

Yo no estoy de acuerdo, ni me conformo. Creo que la vida tranquila en Mérida no ha valido, sino que apenas empieza la defensa de esta ciudad bella y noble, tan fuerte como el amor de la familia más pequeña, sean quienes sean sus integrantes; tan amable como el trabajador que encuentra condiciones dignas y sueldo justo para mantenerse con su familia; tan adaptable y cambiante como la diversidad de personas que siguen buscando aquí, un lugar para vivir en paz.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.