Ayudemos a Nahaibi, guerrera de las carreteras que lucha contra el cáncer

La mujer yucateca, que laboraba de trailera, padece policosis adermatosa, un cáncer genético que le fue diagnosticado hace 12 años

Si hace unos años se hubiera escrito el libro “Reinas de la 57”, seguramente yo estaría en él, comenta Nahaibi Pellegrini, una mujer yucateca que lleva en la sangre la pasión por los tráileres.

“Mi abuelo, mi papá y mis hermanos fueron operadores de tractocamiones, así es que cuando me preguntaban qué quería ser de grande, decía que trailera, esa fue mi pasión, es lo máximo”, dice esta mujer que, pese a la compleja situación de salud por la que atraviesa, tiene una actitud que en verdad contagia con sus ganas de vivir.

Acompañada del capitalino Miguel Pérez, el autor del mencionado libro, en el que se plasman las historías de la vida diaria de ocho excepcionales y excelentes mujeres que manejan un tractocamión, Nahaibi recuerda cómo ella también fue una de estas guerreras de la carretera, a la que en la banda civil se le asigna la clave 57, de allá el nombre del libro,que sería “Reinas de la carretera”.

“Estoy orgullosa de haber recorrido las carreteras del país, pasar por Puebla y ver los hermosos paisajes, los ríos, la naturaleza, los volcanes como el Citlaltépetl (que es más conocido como Pico de Orizaba), que es imponente y cuando estaba despejado hasta se podía observar el telescopio milimétrico que tienen allí”, comenta nuestra paisana, quien lamentablemente hoy es víctima del cáncer, enfermedad a la que enfrenta a diario con ejemplar estoicismo, con gran actitud.

“Este padecimiento, que es genético, se llama policosis adermatosa, y ya se llevó a toda mi familia paterna, yo soy la única que queda, tengo ya bastantes cirugías, me quitaron el colon, y la mitad del estómago, traigo el intestino por fuera, las bolsas que utilizo y las curaciones son muy caras, en ello ocupo más de diez mil pesos, sin contar que a veces en el hospital no hay medicamentos y tengo que comprarlo”, dice Nahaibi, quien por su padecimiento actualmente no trabaja.

A todo esto hay que sumarle los estudios que requiere regularmente por este cáncer recurrente y que tienen un costo de hasta 50 mil pesos, y de que por recibir sus tratamientos de radioterapia y quimioterapia, ha tenido  tal afectación en su organismo, que ha sido necesario que se le practiquen transfusiones sanguíneas.

“Llevo 12 años con esta enfermedad, pero en los últimos tres en verdad he recibido una lección de vida con tantas quimioterapias y cirugías”, dice Nahaibi, quien recibió de parte de Miguel Pérez, el autor de “Reinas de la 57” una excelente noticia: Todas las utilidades que se obtengan por la venta de este libro serán donadas a Nahaibi para apoyarle con los gastos que por su padecimiento requiere.

“Reinas de la 57” está disponible en las librerías Dante en Mérida, tiene un precio de 300 pesos y seguramente le cautivará con sus ocho fascinantes historias de mujeres que como Nahaibi en su momento, viven con pasión su labor diaria, demostrando que no hay límites para lograr sus metas y aspiraciones.

En esta obra que se realizó a lo largo de tres años de trabajo, y en la que predominan las fotografías, conoceremos la vida diaria en la carretera de “La Najahualita”, “La Pequeña Jackie”, “La Corajuda”, “La Pipera”, “La Texana”, “La Lobita”, “La Muñeca”, y “Luz de Luna Clara”, mujeres valiosas que con decisión y profesionalismo, incursionan en una actividad en la que los hombres son predominantes,  y en la que en ocasiones sienten que no son tomadas en cuenta debido a que en sus recorridos por las carreteras de todo el país, es común que no encuentren con facilidad baños o instalaciones apropiadas para ellas.

Si este libro hubiera sido escrito hace unos años seguramente incluiría el relato de Nahaibi sobre la manera en la que escapó de un asalto a mano armada en Atenco, Estado de México, y las peripecias que vivió en la población de “La Esperanza”, en el estado de Veracruz, cuando hubo  un accidente en la carretera y pasó 10 horas en fila, con el temor de ser víctima de los habitantes de la zona que también comenzaban a asaltar los camiones.

Texto y fotos: Manuel Pool

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