Chuburná de antaño: entre las corridas de toros y otros festejos

Félix Xool Pech y su esposa Patricia Chablé Canul recuerdan con nostalgia que ya tiene varios años que se dejaron de realizar varias actividades, pero las que aún se mantienen vigentes son las de los gremios a la Virgen de la Asunción.

En verdad que se añoran aquellos tiempos en los que en Chuburná de Hidalgo se vivía con mucha tranquilidad, y en la que sus habitantes originales podían organizar sus corridas de toros, lanzar sus voladores y quemar sus hiladas como muestra de beneplácito por los festejos a la Virgen de la Asunción, sin que se escucharan las quejas de los nuevos residentes que llegaron para cambiar la fisonomía del lugar.

En amena plática con Félix Enrique Xool Pech y su esposa Patricia del Rosario Chablé Canul, recordamos aquellas épocas en las que los camiones llegaban por la calle 21 hasta la plaza del pueblo, donde despues de rodearla, se estacionaban para hacer tiempo y retornar hacia el centro, además de la existencia de establecimientos que han desaparecido pero que los vecinos recuerdan con nostalgia, como el bar “La Sombrita”, que fue adquirida por los propietarios de una cadena de farmacias para poner una sucursal que poco tiempo duró abierta.

Y en el interior del mercado que hace poco fue remodelado, se encontraba Isabelita, que todos los días traía su lata de cochinita que preparaba en casa para ofrecerla al público que disfrutaba de este manjar que a la fecha siguen preparando sus nietos y sobrinos que con el paso del tiempo se hicieron de sus locales en el mercado, como es el caso de Félix, cuyo puesto, a manera de homenaje, lleva precisamente el nombre de su abuelita “La Isabelita”.

—Mucha gente, recuerda que hace unos 60 años, cuando no había triciclos ni habían tantos coches, mi abuelita que vivía a cuadra y media del mercado, se ponía un aro de madera sobre la cabeza para acomodar su lata de cochinita y así venía caminando a vender todos los días a las cuatro de la mañana, a esa hora también ponía al fuego su chocolomo —comentó el amigo Félix, quien destacó que en esos tiempos era menos gente que vendía en este lugar ya que contaba solo con dos kioscos, que se turnaban para abrir uno en la mañana y el otro en la tarde.

Entonces no habían muchas calles pavimentadas ni vehículos y los niños jugaban en la calle sin zapatos a elevar su papagayo, al trompo, las canicas o la cascarita de fútbol, que hermosos tiempos aquellos, menciona en una publicación de Facebook Héctor Aké Canul, quien recordó que a falta de refrigerador era indispensable comprar el hielo a una persona que conocían como Cheché, mientras que en el lugar que hoy ocupa el Súper Aki había locales donde se vendían granos tales como frijol maíz arroz lentejas y comidas para cerdos y ganados.

Respecto a las gustadas corridas de toros, con nostalgia Patricia que por cierto, es hija del que fuera el dueño del Bar La Sombrita, comentó que se acabaron hace 8 o 10 años. Los tablados ponían enfrente a la iglesia, luego junto al kínder y la Clínica del Seguro Social hasta que se llevaron a San Pedro Uxmal, donde se dejaron de hacer.

Lo que no ha muerto son los gremios que en febrero y agosto se realizan en honor a la Vírgen de la Asunción, cuya veneración se ha transmitido de generación en generación por los vecinos de Chuburná que originalmente era un pequeño pueblo de campesinos henequeneros y obreros que por su cercanía a Mérida siempre ha estado sujeta a su influencia, desde aquellos tiempos en los que la producción de maíz y de de hortalizas se enviaba para si venta a la capital del estado de la que ahora es una colonia.

Las tierras que poseía el ejido eran extensas y llegaban hasta el oriente de la ciudad y los cultivos primero de maíz y luego de henequén fueron cediendo su lugar a la construcción de casas y fraccionamientos como Chuburná Inn y Rinconada Chuburná, entre otros.

Texto y foto: Manuel Pool

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