Los cigarros electrónicos son considerados una opción inocua o una solución para dejar de fumar tabaco; sin embargo, representan serios riesgos para la salud.
Así lo afirmó en un comunicado la coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo, de la Facultad de Medicina de la UNAM, Guadalupe Ponciano.
“Algunos mitos, como que no afectan la salud igual que los cigarros convencionales, han incrementado significativamente la popularidad de los cigarros electrónicos en los últimos años”.
Aclara, sin embargo, que en el proceso de calentamiento del líquido se emite vapor que contiene sustancias tóxicas: partículas minúsculas de hierro, estaño, níquel y cromo.
Además, estos cigarros tienen materiales corrosivos como cerámica, plástico, caucho, fibras de filamento y espuma. También cuentan con un elevado porcentaje de nicotina que varía de una marca a otra.
La especialista indicó que el vapor que emite no es de agua y contamina el aire; además, contiene pequeñas partículas que se acumulan progresivamente en el aparato respiratorio y lo dañan.
Por esta razón, su consumo resulta altamente peligrosa. “Podrían explotar en la boca causando severos daños en rostro y manos. También generan crisis cardiovasculares que podrían ser mortales pues la nicotina causa infartos al miocardio. Los pulmones son afectados ante el consumo reiterado”.
Agregó que quienes consumen estos cigarros lo hacen para dejar de fumar, por salud, menor costo respecto al cigarrillo de tabaco y libertad para usarlos en sitios donde está prohibido fumar.
Explicó que estos dispositivos resultan atractivos para los jóvenes por su diseño vinculado a la tecnología y la variedad de sus sabores artificiales. “En todos sus variantes son una droga con permisividad social, cuyo uso indiscriminado perjudica la salud de quien la consume”.
Estos dispositivos no cuentan con registro sanitario de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Pese a ello, son comercializados en varios sitios en internet sin ningún tipo de regulación ni garantía para los consumidores.
Texto y foto: Agencias
