Columna | Canalladas de alcance nacional

Por Jhonny Eyder Euán

Al parecer unas viejas rencillas hicieron arder un automóvil y la ira de miles de personas hartas de habitar en un estado retrógrado y lleno de ignorancia. De qué manera se evita llamarle así a la entidad si es sede de sucesos que despabilan la paz y tranquilidad. Cualquier ciudadano puede revisar sus redes sociales y darse cuenta del indignante actuar en algunos sectores de la población.

La pandemia del coronavirus se hizo más que real en nuestro territorio cuando por la web circulaban memes del virus atacando otras partes del mundo. Casi nadie pensó que se volvería tema serio en nuestras calles hasta que cerraron negocios, parques, escuelas. Incluso con esas medidas, mucha gente siguió subestimando al enemigo y continuó su vida normal.

Se necesitó de un golpe muy fuerte para que los ciudadanos entendieran la gravedad de la emergencia. Y vaya manera de darse cuenta: se quedaron sin alcohol. La Ley Seca desató la intolerancia y abrió las puertas a más casos de suicidios y violencia intrafamiliar, problemas que por desgracia ocurren con frecuencia en la entidad. 

Que la población se quedara sin alcohol también hizo que muchas personas no soporten la sobriedad—o vaya saber qué— y acaben siendo víctimas de la otra pandemia: el consumo de alcohol adulterado.

La Ley Seca también hizo evidente la estupidez de algunas personas. Cómo olvidar a aquellos sujetos que, al ver un camión cervecero estacionarse para surtir producto en un negocio con miras a la reapertura de venta, celebraron como si se tratase de un milagro.

Otra muestra de poca humanidad ocurre cuando personas agreden al personal de salud que atiende a personas enfermas. Qué desdibujado es el México en el que se le tira café hirviendo a quienes tratar de salvar vidas, pero se baila y canta cuando un producto nocivo llega a las neveras para enfriarse.

Me apena tanta canallada. Ayer, sujetos incendiaron el vehículo de una enfermera. Fue una agresión captada en cámaras de seguridad y que no fue motivada por la profesión de la mujer, sino por “conflictos pasados”. Eso fue lo que las autoridades dijeron, sin embargo, el calificativo de atroz nadie lo olvidará.

Son días difíciles, y ante la desconfianza—muy justificada— que se le tiene a las autoridades, es momento de cambiar la mentalidad. Ciudadanos deben recapacitar y unirse para afrontar mejor este y otros problemas; hay que reforzar las medidas de seguridad, salud y educación. Son tiempos de unión, no de ser noticia nacional por atacarnos entre nosotros.

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