Columna | Casi todo sobre una triple huida

Por: Jhonny Eyder Euán

Ocupar uno de los asientos del fondo del autobús y cerrar los ojos. Ese era el plan que hice a medias porque Emiliano comenzó a contarme la historia de tres hombres que decidieron desaparecer. Todo comenzó cuando vi a un señor de traje cuya cabeza estaba cubierta por una especie de neblina. El tipo estaba sentado en lo que parecía una piedra enorme o el cuerpo de una ballena.

Tiempo después que conocí a ese individuo, o, mejor dicho, a quien quizás representaba: el abuelo, el padre o el hijo llamado Emiliano. Podría ser el abuelo, quien fingió su muerte y solía abrir su diario personal para escribirse en las hojas.

Emiliano habló de ese señor llamado Carlos en su novela No contar todo, una obra de no ficción sobre los hombres de la familia Monge; aborda sus experiencias de vida y la forma en que cada uno fue dejando huella a ese apellido.

“Pensé mucho en Beckett cuando decía que se pasó la vida buscando la voz de su silencio. Siempre me ha acompañado esta frase y en esta novela creo que logré, por primera vez, encontrar la voz de mi silencio”, le platicó Emiliano al periodista Felipe Restrepo al hablar sobre este libro ganador del Premio Bellas Artes de Narrativa Colima 2019.

Emiliano Monge no sólo encontró su voz en esa novela biográfica y autobiográfica, supo exponer dos más: el abuelo en primera persona y el padre en segunda. Al principio sólo quería narrar la falsa muerte de su abuelo, relató Emiliano en varias entrevistas. Sin embargo, tuvo que inmiscuirse a fondo para exponer lo que quería: secretos, pensamientos, experiencias de fuga, violencia y machismo.

No contar todo muestra un juego de espejos, bien lo dijo Antonio Ortuño. Hay un enlace entre Carlos Monge McKay (el de la muerte fingida), Carlos Monge Sánchez (quien abandona a su propia familia para irse de guerrillero) y Emiliano Monge García (un enfermizo, torturado, objeto de reproches permanentes), el narrador que no lo cuenta todo.   

El fin del libro de Random House se acercaba cuando decidí anotar más sobre esta triple huida en mis cuadernos y en este espacio. Leer No contar todo es buen ejercicio de reflexión, de preguntarnos quiénes somos, no en el mundo, sino en nuestra propia familia.

Al menos en idea principal, es parecida a Formas de evasión del ya mencionado Felipe Restrepo, porque es una historia que aborda el sentimiento de fuga, ese cosquilleo que suele divagar por la mente de muchos.

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