Columna | Mensaje de amor

Por: Jhonny Eyder Euán

Florentino Ariza fue un calígrafo que nunca aprendió a escribir sin pensar en la mujer de sus sueños. Le sobraba tanto amor por dentro que no sabía qué hacer. Por eso, comenzó a regalarle cartas a los enamorados. Otro hombre aprovechó el papel de un periódico para narrar todo lo que una adolescente de 14 años le hacía sentir. Era un articulista que se enamoró a los 90 años y que convirtió sus textos de cada domingo en cartas de amor. Fue tanta la devoción hacia su amada que sus notas traspasaron el papel y se leyeron hasta en la radio.

Ambos hombres románticos fueron imaginados por el escritor y periodista Gabriel García Márquez, y tuvieron la fortuna de que sus sentimientos hayan sido difundidos hasta en los medios de comunicación. Ojalá eso fuera tan fácil en la realidad. Sería grandioso que los periódicos tengan espacio para textos que no sólo informen, sino que además conmuevan al alma y nos recuerden que las palabras también pueden ser un bello abrazo para cualquier momento.

Me encantaría ver muchos poemas o cuentos publicados en los periódicos; sé que hay algunos medios que lo consideran, pero también sé que no es una práctica común ni redituable. A veces la literatura se cuela en las crónicas o artículos de opinión, pero casi siempre tiene que disfrazarse para aparecer en unos cuantos párrafos.

Pienso que hace falta más espacio para literatura en la prensa escrita. Hay tantas plumas que podrían ofrecer textos reconfortantes que nos hagan olvidar por un rato la violencia y las situaciones absurdas y lamentables que ocurren en México. Creo que un periódico que ignora a la cultura es un medio que ha perdido la memoria.

Con motivo del Día del Amor y la Amistad, hoy desafío la línea editorial y les dejo un mensaje de amor. Lo comparto por dos razones—como diría el fallecido escritor Fernando Paredes—: porque hay alguien que me gusta mucho y porque no tengo nada mejor qué hacer.

A una mujer de ojos carbónicos.

A veces nos vemos para que escuches con atención las cartas que te escribí. Para que admires las flores que te traje y me abraces con ternura. Hay días que con café pasamos las horas, olvidamos las tristezas y escribimos nuestra historia entre risas. Nunca importan los problemas porque nos tomamos de la mano y lo podemos todo. Eres mi salvación como yo soy la tuya. Es por eso que siempre nos buscamos para caminar y disfrutar sin prisa nuestro anónimo amor.

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