Crónica de un fraude anunciado

Por: Alonso Millet Ponce

Fue el domingo diez de noviembre que los ojos del mundo voltearon a ver al Estado Plurinacional de Bolivia. El presidente Evo Morales anunciaba nuevas elecciones presidenciales ante la investigación de la OEA por las irregularidades del proceso electoral, el cual había señalado como vencedor, por cuarta ocasión, al mandatario indígena. Sin embargo, ese mismo día presentó su renuncia a la presidencia ante las acusaciones de fraude electoral y la debatida petición por parte del ejército a hacerlo.

En México, la renuncia de Evo fue tendencia desde un principio, debido a las declaraciones del canciller Marcelo Ebrard, en las que ofreció un asilo político que finalmente se llevó a cabo el martes. Mientras las confrontaciones entre opositores y simpatizantes a esta decisión se multiplicaban vía redes sociales, otra elección era cuestionada por el mismo fraude que había provocado la crisis política en Bolivia: Rosario Piedra Ibarra, militante de Morena, asumiría la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Cndh).

Este evento, consumado este mismo martes y hasta cierto punto opacado por la llegada del ahora expresidente de Bolivia, significa un atentado hacia la autonomía del organismo cuya labor es investigar y denunciar, entre otras cosas, cuando el gobierno falla y corrompe los derechos humanos de las personas. Ese apenas era el primer clavo en la cruz de la Cndh.

La toma de protesta de Piedra Ibarra en el Senado se vio manchada por pancartas con la leyenda “No al fraude en Cndh” y por empujones entre senadores de Morena y Gustavo Madero, del PAN. Sin embargo, lo verdaderamente preocupante era ver a los senadores morenistas celebrar con aplausos y vítores a la vencedora en medio de los reproches, destacando entre todos a Ricardo Monreal. ¿Acaso la memoria le borró de la cabeza que, horas antes, había acordado la reposición del proceso de elección?

La justificación de Monreal es simplista al señalar que los demás senadores no quisieron repetir la votación. El hecho destroza la imagen que tenía de interlocutor entre la mayoría y la oposición, colocando el segundo clavo en la cruz.

Una vez consolidada Rosario Piedra al frente de la Cndh, fue entrevistada por los medios de comunicación. Fue entonces que la prensa le cuestionó sobre los problemas de derechos humanos que deberá afrontar al frente de la comisión, destacando el asesinato de periodistas en el país durante el presente año. A ello, la titular contestó: “¿Han asesinado periodistas?”.

México, país con mayor número de homicidios de comunicadores en el mundo: trece periodistas asesinados en el presente sexenio.

La respuesta es, sin duda, una falta de sensibilidad hacia las victimas y sus familiares, además de que refleja la poca capacidad y preparación de quien está destinada a defender este tipo de casos. El tercer clavo es colocado en la cruz, crucificando a la Cndh ante un gobierno que desconoce la autonomía y busca el control total de los organismo en el país.

Fue así como el eco del fraude en Bolivia aterrizó en México junto con Evo Morales, quién huía de un delito cuyo peso es mínimo en la constitución de nuestro país y que deja un claro mensaje: la mayoría es la democracia. ¿Cuándo nos daremos cuenta de tal anuncio?

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.