De las cosas comunes: Los lejanos recuerdos de la ENSY

GRACIAS A UNOS COMENTARIOS DE VIEJOS AMIGOS salió a colación que este pergeñador de textos y seguro servidor suyo hizo los estudios de la Licenciatura en Educación Media, especialidad de Matemáticas, en la Escuela Normal Superior de Yucatán. Con eso tuve la oportunidad hace ya muchos años de dar clases en dos instituciones privadas: la Preparatoria México y la Universidad del Mayab (aún no se asociaba con la Anáhuac).

Recuerdos de esa época vinieron a mi mente, y hay uno que tiene especial fuerza, no sé por qué. Estábamos en una clase en la cual la mayoría de mis compañeros eran profesores de educación primaria que querían subir de categoría en el aspecto profesional y, con ello, eventualmente mejorar sus ingresos; en cierto momento se armó una discusión sobre lo que estaban haciendo mal los maestros y su sindicato, y dada mi formación periodística –ya tenía yo varios años trabajando como editor y reportero– critiqué a mis compañeros porque no tenían el valor y el carácter para reclamarle a sus (malos) líderes la situación cada vez más deteriorada que mostraba la educación nacional.

La polémica fue tan vehemente que una maestra de Campeche, chaparrita y cuadrada, no soportó la presión y se echó a llorar en pleno salón. “Quisiéramos hacer lo que tú dices (rebelarse contra el sindicato manipulador) para lograr mejores planes de estudio, pero es como pelearse con la pared”, expresó entre sollozos.

–Pues no golpeen la pared con sus manos; júntense varios, tomen un ariete, un poste grande y golpeen la pared hasta que caiga –le dije, arrogante.

Décadas han pasado y la educación en México no ha alcanzado la altura que se necesita para que seamos la potencia mundial que merecemos ser.

Los dos o tres años que pasé dando clases me dejaron varias experiencias, buenas y malas. Por ejemplo, cuando ingresé a la Unimayab entregué a manera de acreditación de mi experiencia para las cátedras de Taller de Redacción y Géneros Periodísticos un álbum que contenía fotos de entrevistas que había yo hecho. Ahí estaban los cinco campeones mundiales de boxeo que tuvo Yucatán en cierta época, e imágenes de la visita a Mérida de los Azulejos de Toronto, a los cuales entrevisté. Ese documento tan querido para mí se perdió durante ciertas obras o mudanzas que se realizaron en esa institución.

En cuanto a la ENSY, no es sólo una frase decir que si pude terminar la licenciatura fue gracias a mi Chata, quien era la que tenía que batallar para que yo me levantara a las 5 ó 6 de la mañana para ir a clases, luchando contra el sueño luego de trabajar hasta la una o dos de la mañana en la Redacción.

Y cómo olvidar la solidaridad de mis compañeros de equipo, creo que éramos cinco, con los cuales me correspondía resolver los problemas de matemáticas, aprovechando lo que había aprendido en el Tecnológico de Mérida, para que luego ellos pasaran en limpio el trabajo y lo entregáramos bien hecho al profesor.

¡Qué buenos y tan lejanos tiempos los de la Normal Superior! Un día de éstos debería darme a la tarea de localizar a mis excondiscípulos. En algún lado tengo una foto del grupo en nuestra fiesta de clausura de la carrera, y una invitación a ésta que incluye la lista de los que formamos esa generación. ¡Cómo pasa el tiempo!

 

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