De vuelta a la rutina, ¡y con confianza!

Tras la recuperación: preocupación. Le sucede a muchas personas que se han curado del COVID-19 y que, a pesar de sentir alegría y alivio por haber dejado atrás la dolencia, se ven invadidos por una serie de preocupaciones y temores, al retomar su vida y su trabajo. Un psicólogo explica cómo hacer una reentrada con bienestar.

“No se qué me está ocurriendo. No me entiendo. He pasado por el COVID-19, me han dado el alta, el test me ha dado negativo y ya no puedo contagiarme ni contagiar a otros, pero aún así. y a pesar de haberme sanado y de tener buenas razones para alegrarme y tranquilizarme, me asaltan las preocupaciones…”.
Este testimonio que una persona que cursó la enfermedad del coronavirus dirigido al profesional de la Psicología que la está atendiendo en una consulta telefónica o por videollamada, es más frecuente de lo que se supone.
Son pacientes a quienes, tras la curación, les llega la preocupación, a menudo por cuestiones que escapan a su control.
El profesor José Antonio López, psicólogo de la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Neurociencia señaló que una de las claves para lograr un equilibrio y bienestar mental consiste en focalizarse en aquello que uno puede controlar.
“Por ejemplo, no podemos controlar las decisiones políticas o la manera en la que los demás se van a comportar ante lo que está ocurriendo, pero podemos decidir cómo nos puede afectar. Está en nuestra mano decidir la reacción que vamos a tener”, señaló López.
Este psicólogo recomendó tomar la decisión de “fijarnos cuando nuestro humor está cambiando por cosas que no están bajo nuestro control y de elegir las actividades y pensamientos que nos hacen sentir bien”.
Además de esta recomendación general, que también puede resultar útil para otras situaciones de la pandemia como el aislamiento, López ofreció algunas reflexiones que le trasladaría a un paciente en respuesta a distintos preocupaciones y temores, como si el diálogo ocurriera en una hipotética consulta:.
1.- Paciente: “Temo no volver a ser la misma persona que era”.
Psicólogo: “Sí, es cierto que puedes no ser la misma persona y eso puede ser bueno. Depende de ti. Preguntaté sinceramente qué dos cosas puedes hacer para demostrarte, a ti y a los demás, que has aprendido algo útil durante la crisis.
2.- Paciente: “Temo no poder recuperar mi capacidad de ser feliz”.
Psicólogo: “¿Qué te hace pensar eso? Por favor dime cuáles son para ti los componentes de la felicidad. Vamos a ver cada componente uno a uno y analizar si los podemos recuperar. A lo mejor encontramos nuevas cosas que te hacen feliz y que no conocías”.

3.- Paciente: “Me siento culpable por haber sanado, mientras otros fallecieron”.
Psicólogo: “Tienes la oportunidad de ser agradecido y hacer vivir en ti lo que esas personas te han aportado”.
4.- Paciente: “Me da miedo volver a mi lugar de trabajo, el sitio donde me contagié”.
Psicólogo: “Bien, es normal tener miedo y más si eres una persona de las consideradas ‘de riesgo’”.
“Si no puedes negociar con tu jefe un teletrabajo durante unos días más, hasta que la situación sea más estable, pregúntate: ¿Qué medidas de seguridad me harían sentir tranquilo? y ¿qué puedo hacer para que mis compañeros de trabajo me ayuden?.
“Muchas personas te comprenderán más si mencionas que tu comportamiento es para proteger a un tercero y esto es sincero”.
5.- Paciente: “No sé qué haré al ver la silla vacía de un compañero que ya no está”.
Psicólogo: “Es cierto que va a ser una situación difícil. ¿Cómo te gustaría recordar a esa persona? Puedes escribir en un papel lo que sientes ahora y cómo crees que te vas a sentir cuando hagas alguna de las cosas que hacíais juntos, como por ejemplo ir a tomar una café cerca de la oficina”.
“Sé lo más sincero en ese papel porque no se lo vas a enseñar a nadie. Guárdalo para ti”.
6.- Paciente: “Me preocupa tener una recaída en el COVID-19” .
Psicólogo: “No es imposible que recaigas, pero la probabilidad es menor porque ya has desarrollado anticuerpos. Es como las vacunas, funcionan así, entrenando al organismo para protegerse para la enfermedad”.
En todo caso, la posibilidad de recaer no es un obstáculo para disfrutar de momentos de felicidad en el presente.
“Imagino que no dejarás de tomar el avión a pesar de que sabes que también hay una pequeña probabilidad de que se caiga”.

Texto y foto: EFE

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