¿Desastre en la frontera norte?

Por Miguel II Hernández Madero

Desde antes de ser nominado candidato a la presidencia de los Estados Unidos, el empresario descendiente de inmigrantes, Donald Trump, fue recurrente en su discurso culpando de todos los males, o casi, a los inmigrantes latinos y mayormente a los mexicanos; esa fue su bandera materializada con la amenaza de construir un muro que los separe de América Latina.

Pero para acrecentar sus fobias, van camino a la frontera miles de centroamericanos con intenciones de cruzar, después de vulnerar los límites de México, país que están atravesando mientras demandan alimentos, atención, seguridad y hasta transporte. Ya los primeros dos mil llegaron a la capital del país desde el fin de semana último.

Y en la frontera con México, ya se desplegó el ejército estadounidense, colocando además alambre de púas y otras defensas para impedir el cruce. Igualmente grupos radicales se están preparando para rechazar a la caravana que intenta penetrar a ese país, lo cual podría causar muchas víctimas o en el mejor de los casos, crear una zona marginada de “refugiados”, en el territorio norte de México.

Sea cual sea el desenlace, será una carga para México, que hasta el momento ya tiene tres caravanas de centroamericanos dentro de su territorio y que posiblemente aquí se queden.

Pero ¿qué pasará cuando lleguen a la frontera norte de México? Los migrantes se toparán con un muro, no el anunciado por Donald Trump (lo más probable es que nunca se concluya como ocurrió con el proyecto George Bush Jr.), sino el que ya se levantó sobre los cimientos del odio racial, la intolerancia y la discriminación, fruto del discurso del presidente de los Estados Unidos.

Cuando el presidente Trump cumplió cien días de haber jurado en el cargo, tenía los índices de aceptación más bajos en la historia. ¿Qué pasó? ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo se hubiese desplomado su imagen?

En realidad debemos entender que no llegó con la mayoría de votos ciudadanos. En otras palabras, la mayoría de los estadounidenses que votaron en las urnas no lo hicieron por él y eso es algo que él sabe y con lo que va a cargar en su administración.

Esto implica que parece no importarle el ser reelecto para un segundo mandato. Así que puede asumir riesgos y superar los problemas internos que enfrenta su país, sobre todo en el aspecto de seguridad social y desempleo, sin temor a perder popularidad, porque ya es impopular. Nada pierde y sí puede ganar mucho, pero eso es un riesgo para todos, porque nada garantiza que sus decisiones sean acertadas para la mayoría.

Pero regresemos al tema de la frontera norte y la inminente llegada de la caravana de centroamericanos. Fuera de todo chiste, Donald Trump ya construyó un muro más efectivo, separando no sólo a los estadounidenses de los inmigrantes, sino que incluso está funcionando entre los mismos latinos y de otras nacionalidades, credos, preferencias o color de piel. Para muestra basta leer las historias de ofensas y violencia cotidiana en contra de quienes son diferentes o nacieron en otro lugar, pero llegaron en busca de ese “sueño americano”, tan difundido en todo el mundo y que podría acabar siendo sólo un cuento de hadas.
Hasta la próxima…

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