Dracarys

Por Juan Esteban Méndez

Mae Govannen, estimados lectores. Cuando se escribe una película o una serie, hay ciertas reglas narrativas que se deben seguir para asegurarse de que la historia esté bien contada. Hay muchos eruditos del cine y la televisión que han roto estas reglas y han hecho obras maestras; sin embargo, hay una diferencia entre romperlas a conciencia, y simplemente ignorarlas y hacer lo que quieres. Tristemente, la temporada final de Game of Thrones cae en esto último, especialmente con el personaje de Daenerys Targaryen.

Daenerys siempre fue un personaje gris, una mujer que comenzó siendo esclava y, por sus propios méritos, se convirtió en una líder para los marginados y rechazados de la sociedad. Sus métodos nunca fueron pacíficos, pero entre los personajes que mataban por placer y uno cuyo objetivo eran los violadores, dueños de esclavos y tiranos, era difícil sentir que ella fuera la villana. Pero eso es lo que esta temporada quiere que sientas, que su destino estaba sellado desde que les prendió fuego a los esclavistas, y que su camino de ahí a quemar inocentes de una ciudad que ya era suya es congruente.

El problema no es que hayan decidido volverla “loca”, sino que no supieron cómo justificarlo en el poco tiempo que tenían, por lo que nos quedamos con una subtrama apresurada que se siente misógina en ejecución. Tomar al personaje que se presentó como una verdadera esperanza, que buscaba hacer lo correcto, que desesperadamente evitaba parecerse a su padre, que sufrió pérdida tras pérdida y se volvió a levantar, y luego volverla una tirana más, demeritar todos sus logros, matarla, y en su lugar coronar a un hombre que en 8 temporadas no hizo nada para merecerlo… es pobre storytelling, y una bofetada a los personajes femeninos.

Es peligroso querer ofrecer shock value y olvidarse de cumplirle a tus personajes y mostrarles respeto a sus historias. Asimismo, es necesario integrar a mujeres que aporten su punto de vista en las salas de escritura, para así evitar repetir el mal uso de los personajes femeninos y abogar por una mejor representación.

Larga vida a la Madre de los Dragones.

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