El Atlético de Madrid resurge frente al actual campeón europeo

Atlético de Madrid resurgió con ímpetu, se rebeló contra los pronósticos y doblegó 1-0 al Liverpool en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League, un ejercicio de determinación contra el actual campeón de Europa y con un gol de Saúl Ñíguez para agitar una eliminatoria tremenda.

Nadie contaba con el Atlético… Menos el Atlético. Cuanto más gigantesco parece el desafío, cuanto más en su contra siente todo, ante la eliminatoria en la que se presuponía con más inferioridad que nunca en la era Simeone, en el momento también más incierto de estos ocho años, surge de nuevo un equipo que no entiende de lógica.

Sin el balón casi siempre, el partido que planteó le salió prácticamente perfecto. Desde la puesta en escena. Ni siquiera en el mejor encuentro imaginado, el Atlético habría marcado tan pronto como este martes. A los tres minutos y 46 segundos, por medio de Saúl, que empujó el gol frente a Alisson, tras un saque de esquina y un rechace hacia atrás de Fabinho. En el área había cuatro atléticos para rematar y ocho rivales para defender.

A ello contribuyó, quizá, la distensión con la que entró al partido el Liverpool; una concesión inasumible cuando enfrente está el Atlético, sea cual sea su momento. Despertó después, encomendado a la velocidad de Robertson por el lateral izquierdo; a posesiones tan largas como ineficaces, sin un solo daño en el marco de Oblak, protegido por una defensa inexpugnable, liderada por Felipe.

No necesitó ninguna parada el guardameta ni en el primer tiempo ni en todo el choque, incluso cuando se sintió más encerrado; al contrario que Alisson, porque, entre tal panorama, el Atlético también fue mucho más incisivo cuando acertaba a salir de la presión contraria. De no ser por el portero brasileño, por ejemplo, Morata habría anotado el 2-0. Cada vez que atacó el equipo rojiblanco, hubo sensación de amenaza.

No la demostró la ofensiva del Liverpool hasta el segundo tiempo, cuando aún apretó más el acelerador, cuando arrinconó al Atlético con una convicción que no había tenido antes, cuando Mohamed Salah apareció con más constancia, porque se alejó del foco de Felipe, y cuando cabeceó fuera un buen servicio de Joe Gómez.

Pero hasta en ese tramo, en esos minutos de agobio, que tampoco fueron demasiados, se rehizo este martes el Atlético en cuanto alejó al conjunto inglés de su área, tanto como para que de nuevo fuera el partido que quería el conjunto rojiblanco y como para disponer de una nueva ocasión clarísima que no remató Morata. El partido quedaría 1-0, más que suficiente para un Atlético de Madrid reconocible.

El partido de vuelta se jugará el 11 de marzo en Anfield, donde el Liverpool no ha perdido en toda la temporada.

Texto y foto: EFE

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