El cristiano, rechazado por su forma de vida

Por Roberto Dorantes

Me imagino a los primeros cristianos viviendo en el mundo actual como vivían las primeras comunidades, su forma de vida fue uno de los motivos principales por la cual se propagó la Iglesia en el modus vivendi sorprendía a extraños.

Para conocer un poco su forma de vida cito a Arístides filósofo, notabilísimo por su fe y por su ciencia, quien dedicó algunos de sus libros sobre la religión cristiana al emperador Adriano (c. 150).

“Observan exactamente los mandamientos de Dios, viviendo santa y justamente, así como el Señor Dios les ha mandado; le rinden gracias cada mañana y cada tarde, por cada comida o bebida y todo otro bien…”. (Arístides, Siglo II, La Apología).

“Socorren a quienes los ofenden, haciendo que se vuelvan amigos suyos; hacen bien a los enemigos. No adoran dioses extranjeros; son dulces, buenos, pudorosos, sinceros y se aman entre sí; no desprecian a la viuda; salvan al huérfano; el que posee da, sin esperar nada a cambio, al que no posee. Cuando ven forasteros, los hacen entrar en casa y se gozan de ello, reconociendo en ellos verdaderos hermanos, ya que así llaman no a los que lo son según la carne, sino a los que lo son según el alma”.

“Cuando muere un pobre, si se enteran, contribuyen a sus funerales según los recursos que tengan; si vienen a saber que algunos son perseguidos o encarcelados o condenados por el nombre de Cristo, ponen en común sus limosnas y les envían aquello que necesitan, y si pueden, los liberan; si hay un esclavo o un pobre que deba ser socorrido, ayunan dos o tres días, y el alimento que habían preparado para sí se lo envían, estimando que él también tiene que gozar, habiendo sido como ellos llamado a la dicha”. (Arístides, Siglo II, La Apología)

La Iglesia nos exhorta a vivir de acuerdo a la doctrina de Cristo, sin embargo, ser cristiano el día de hoy, es sinónimo de una persona retrógrada, intolerante, homofóbico, ultraderechista, fascista y agréguenle los descalificativos que gusten, paradoja en los primeros siglos después de Cristo, el cristiano era admirado por la vida que llevaba, el día de hoy es denostado por los valores que practica, porque la cultura, usos y costumbres de la sociedad han cambiado, sin embargo, en la antigüedad los Cristianos fueron martirizados por no darle culto a los falsos dioses, el día de hoy es latente una persecución sistematizada, es rechazado por su forma de vida y por no estar de acuerdo con las nuevas políticas que promueven lo contrario a los valores cristianos.

Esto es una señal de los tiempos como bien nos dice el Evangelio de hoy: “Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre”, (Lucas 21, 34-36).

El dar testimonio de vida conlleva a refrendar los valores y doctrina de Jesucristo, y nos advierte bien claro el Señor al decirnos. “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.

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