EL EDITORIAL

El paro nacional feminista ha causado una respuesta importante en todos los sectores de la sociedad a nivel nacional, que en su mayoría se han sumado a esta causa que pretende hacer conciencia en las autoridades, principalmente en el Gobierno Federal, que se ha encargado de minimizar este problema.

Sin embargo, también es importante separar el discurso político con el sentido real de la protesta, porque podría confundirse y echar por tierra el esfuerzo que está haciendo el feminismo por hacer valer su voz.

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a atacar este movimiento, al acusar a los conservadores de ser quienes están desprestigiando su gobierno, ya que “de la noche a la mañana se volvieron feministas. Cuidado, porque son manipuladores”.

Son declaraciones como estas las que tienen muy molesto al feminismo con el líder de la 4T, quien parece no entiende que fue él solito quien se metió en este problema, al tomar acciones equivocadas a cada momento.

El Presidente debería ser autocrítico (algo que se antoja imposible) y darse cuenta que lo que lo llevó a este problema ha sido su misma boca. Si no hubiera metido la pata al tratar de “dominar la agenda con su rifa”, y si no hubiera acusado al feminismo de exagerar, no hubiera llegado a la situación que tiene hoy.

Ya es hora de que entienda que hoy ya no domina la agenda, sino que es el clamor social el que se la está imponiendo. Allá él si quiere dejar crecer el fuego, con el riesgo de que este consuma todo el bosque…

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