EL EDITORIAL

Diputados del Partido Verde y de Morena propusieron algo que seguro se les ha pasado por la cabeza a muchos ciudadanos cada vez que se presentan casos tan atroces como el que ocurrieron apenas hace unas semanas con la pequeña Fátima. Los legisladores pidieron la pena de muerte para todos aquellos violadores que asesinen a su víctima y feminicidas cuya víctima sea menor de edad, así como responsables de homicidios agravados.

Esta iniciativa nos lleva otra vez a un viejo debate que siempre divide opiniones entre el pueblo mexicanos, a quienes por un lado lastima tanta impunidad y violencia que se vive en nuestro país y que pide a gritos un castigo ejemplar para los delincuentes. Hay quienes incluso han pedido que se vuelva de moda la Ley de Talión y se pague el castigo ojo por ojo y diente por diente.

Claro, eso sería muy extremo, pero los más moderados piden que se considere la pena capital para las llamadas “lacras de la sociedad”, esas que cometen delitos atroces, los cuales no pueden ser descritos con palabras.

Pero por otro lado, hay quienes rechazan la pena de muerte, porque consideran que eso no nos pondría en un nivel muy diferente al de los asesinos y violadores que se pretende castigar y que se puede catalogar como un acto de venganza y no de aplicación de justicia.

Es un tema espinoso que seguro dará para mucha reflexión, pero lo que sí necesita el país es un sistema de justicia en el que de verdad se pueda confiar, porque de otro modo ni la pena de muerte serviría y sólo se correría el riesgo de matar a un inocente. Eso sería una catástrofe.

 

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