El espíritu de la ley

Por: Roberto Dorantes

Imagina que existiera una ley que prohibiera la publicación de memes, sería una tragedia para nuestro ingenio mexicano; sin embargo, en Rusia están prohibidos, según CNN nos informa que los memes en los que se preguntaba: “¿Dónde está Putin?” serían ilegales en este país, pues hay una ley que prohíbe las imágenes retocadas que representan a figuras públicas de una manera que no tengan “relación alguna con su personalidad” y que difamen su honor, dignidad y reputación comercial”. (CNN Español).

Cuando desconocemos las leyes en una nación, es muy fácil infringirlas. De repente nos encontramos en situaciones que no sabemos cómo obrar porque desconocemos los fundamentos que se basan ciertas regulaciones.

Las leyes rigen la conducta de los individuos en una sociedad; hay características universales que deben cumplir las leyes como son la generalidad, obligatoriedad, permanencia, abstracta entre otras, además de éstas características las leyes se fundamentan en la cultura, costumbres, agregaría un elemento que las ‘vivifica”, me refiero al espíritu de la ley.

Este espíritu es la razón de ser de la ley; para que se cumpla en su totalidad la ley, debe existir el conocimiento de este espíritu que motiva la ley.

Me explico sobre el argumento anterior, las leyes juzgan las acciones o actos humanos, de una forma externa, esto es suficiente para que se cumpla o infrinja la ley, además, la ignorancia de la ley no excusa su cumplimiento.

La formación cívica es una “virtud ciudadana” que hace que los individuos cumplan de mejor manera la ley, la sola prohibición no es suficiente para el cumplimiento total, porque esto conlleva a la acción desinteresada ante la ley.

Está formación cívica lleva al conocimiento del espíritu de la ley que hace un mejor funcionamiento de la sociedad en general, no basta decir que el robo es un delito, por ende está prohibido, o que amerita un castigo, sino que es necesario conocer que tomar lo ajeno daña la propiedad ajena, y que atenta contra la integridad de la persona afectada o víctima, y si agregamos la perspectiva moral, haz el bien y evita el mal, o trata a los demás como te gustaría que te traten, eso nos conlleva a una mejor organización entre las autoridades y los ciudadanos en general.

Una ley que se basa en el capricho del legislador termina en un autoritarismo, el legislador debe velar por el bien común en general y no en el particular; ejemplo de esto son los impuestos que deben estar fundamentados en el principio de proporcionalidad para que el gravamen sea justo según la generación de riqueza de los contribuyentes. Los impuestos son importantes para el desarrollo social de un país, para que se obtengan los servicios públicos dignos para los gobernados como son los servicios de salud, educación, una sana economía entre otros.

El salmista hace referencia sobre el espíritu de la ley al decirnos: “Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón”.

Claro que esto se conjuga con el principio de justicia, toda ley justa viene de las autoridades legítimas y justas, por eso nos dice San Pablo lo siguiente: “Toda persona esté sujeta a las potestades superiores: Porque no hay potestad que no provenga de Dios; y Dios es el que ha establecido las que hay en el mundo”. (ROM. 13 1).

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