¿El fin de una saga?

Por Didier Ucán 

Cuando se anunció que Toy Story 4 saldría en 2019, muchos tuvimos la impresión de que Disney buscaba ampliar más su cuenta bancaria, haciendo que los niños y adolescentes que crecimos viendo las aventuras de Woody y sus amigos fuéramos a las salas.

Durante mucho tiempo hubo cierta incertidumbre y hasta un miedo de que la nueva entrega de la saga no estuviera a la altura de lo mostrado en sus otros tres largometrajes. La preocupación no venía solo de saber si técnicamente la película iba a ser buena, también había un temor latente de que aquella saga entrañable quedara dañada de por vida y arruinada en 2 horas y media.

El día por fin llegó, y las salas de cine fueron abarrotadas por chicos y grandes, todos esperando ver una vez más en pantalla a Woody, Buzz, Jessie y la demás pandilla de juguetes. Todos esperando por que esta nueva entrega cumpliera con lo que prometía: dar un desenlace y poner a descansar de una vez por todas a la saga que colocó a Pixar en el mapa.

Y la verdad es que Toy Story 4 cumple con proponer un largometraje para disfrutar con toda la familia, con una historia y guion fácil de entender; la estructura de la primera mitad de la película no se sale de lo acostumbrado en las 3 anteriores, mientras presenta a personajes nuevos.

Sorprende un poco con algunos momentos puntuales en los que el guion ofrece más de una sorpresa, pero sin traicionar a su esencia. Es de mencionar el excelente trabajo que hace Pixar para introducir a los personajes femeninos; las empodera, las independiza y en ningún momento lo hace parecer forzado o poco justificado, además de que la mancuerna sobre la que recae la película entera desborda carisma y química.

Si bien no podría catalogarla como una de las mejores películas de Pixar, el estudio se tomó muy enserio la tarea de no decepcionar a los antiguos fans de la saga y de atraer a nuevos. De plantear nuevas interrogantes en el mundo de los juguetes.

La película en sí posee un poco de todo: drama, acción, comedia, romance y aventura. Logra introducir todos estos elementos para crear una película que quizá no es la mejor, pero que termina por ser entrañable y que al final puede agarrarnos desprevenidos y hacernos soltar una que otra lágrima. La travesía emocional es manejada a través de dos nuevos personajes que serán utilizados para preparar al espectador hacia su conclusión. Sirven como el vínculo entre el conflicto de su protagonista y su decisión final.

Aún así, no puedo encontrar a esta película como algo que hubiera sido necesario en la saga, la trilogía original está bien planteada y aunque no ofrece un final absoluto acerca de los juguetes, si pone sobre la mesa un ciclo de vida acerca de estos; un niño dona sus juguetes a otro para que estos sigan siendo usados y dichos niños encuentren compañeros de vida con los cuales hacer recuerdos.

A pesar de lo anterior Pixar encuentra la forma de hacer encajar la película y darle un cierre a uno de los protagonistas más famosos de la saga. Toy Story 4 termina con 24 años de historia entrañable y parece poner fin de una vez por todas al clásico del estudio, dejando un mensaje claro: el cierre de un ciclo puede ser el comienzo de otro.

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