El hombre, un ser religioso

Por Roberto Dorantes

Muchas personas me han expresado sus sentimientos con respecto a la felicidad, sueñan con obtenerla, se sienten incompletas, en ocasiones les invade la tristeza, buscan en tener muchas cosas, se convierten en compradores compulsivos, se liberan de los “tabúes”, justificando su libertinaje, a todas estas manifestaciones las llamo: “falsos dioses”.

La razón del por qué la gente se siente vacía, se debe a que buscan su felicidad en estos “falsos dioses”, por ello cuando obtienen lo que desean viene inmediatamente una frustración.

Existe en cada hombre un deseo de Dios, inscrito en el corazón, la razón de esto se debe a que el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y a su vez Dios no cesa de atraer al hambre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar.

El hombre es un ser religioso, en su historia y hasta el día de hoy, los hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.).

El libros de los Hechos de los apóstoles nos ilustra esta afirmación: “el creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra y determinó con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen a Dios, para ver si a tientas lo hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos.” (Hch 17, 26-28).

Entonces si Dios nos creó para encontrar la felicidad en El, me pregunto por qué el hombre fracasa en esta búsqueda, acaso Dios se divierte o se goza ante nuestro fracaso por encontrar la felicidad y el sentido de nuestra existencia.

La unión vital con Dios puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada explícitamente por el hombre.

Tales actitudes puede ser motivada por diferentes causas: la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o la indiferencia religiosa, los afanes del mundo y de las riquezas, el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes de pensamiento hostiles a la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador, que por miedo, se oculta de Dios y huye ante su llamada.

El religioso que forma parte de nuestro ser requiere tres cualidades para encontrar el camino correcto hacia su Creador, Dios no cesa de llamar a todo hombre a buscarle para que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de voluntad. “un corazón puro”, y también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios.

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