El panorama a cien días…

Por Miguel II Hernández Madero

Hace ocho meses, en su tercer intento, Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de la República con 30 millones de votos y a cien días de su gobierno en realidad no se ha visto el cambio anunciado “desde el 1 de diciembre”.

Pero el cambio político no empieza con López Obrador. En 1988 tras una polémica elección presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, candidato perdedor, pero para muchos el verdadero ganador de la contienda electoral, logró aglutinar a millones de mexicanos y propuso la construcción de un partido que agrupara a todas las corrientes democráticas del país.

Cárdenas en ese lejano 1988, había encabezado el Frente Democrático Nacional, coalición en la que se cobijaron numerosos partidos de izquierda, para contender contra el PRI y el PAN. Lo demás es historia. Se proclamó ganador a Carlos Salinas de Gortari y de ese llamado de Cárdenas surgió el PRD.

Tres sexenios después, en 2006, nuevamente hubo una concentración de centenares de miles de mexicanos en el Distrito Federal, en esta ocasión en torno a Andrés Manuel López Obrador, pero con una marcada diferencia. No hubo un llamado a construir nada, sino al bloqueo, a la oposición sistemática, a violentar las elecciones.

Desde entonces las marchas, bloqueos de calles y hasta tomas de tribuna del Congreso fueron la tónica. En un principio con el apoyo de la dirigencia nacional perredista. Después simplemente fue López Obrador y sus simpatizantes contra los demás, incluyendo en eso a legisladores de su partido y a la dirigencia.

Su postura siempre fue en contra, con un llamado a las movilizaciones “nacionales” y a actuar conforme a su capricho, lo cual lo llevó incluso a alejarse del PRD y a enquistarse en el PT, cuya campaña estuvo encabezada por la imagen del tabasqueño, en un derroche que llevó a dicho partido a un sueño del cual tuvo un duro despertar con los resultados de las elecciones de 2010 con una recuperación del PRI en enclaves importantes.

No mencionamos en ese caso específico a Yucatán, pues aquí la lucha por décadas ha sido entre el PRI y el PAN, con saldo a favor, hasta ahora del tricolor, aunque con dolorosas derrotas sufridas en los últimos tiempos. Recuérdese que la Alcaldía meridana se había perdido desde 1991 y se recuperó en 2010. Ese regreso priista fue efímero pues las malas decisiones y el mal desempeño llevaron en 2012 a que el PAN retomara la administración de la capital yucateca.

En el plano federal el PAN ha detentado la capital desde 1988 cuando Ana Rosa Payán Cervera venció a Gaspar Gómez Chacón quien llevó en ese entonces de suplente a Pedro Oxté Conrado bajo el lema de campaña “otra vez juntos”. ¿A qué vienen esas remembranzas? Es simple. Estamos a cien días mes del cambio en la administración federal y han transcurrido cinco meses desde el cambio de estafeta en la administración estatal. Pese a lo prematuro ya hay quienes velan armas apuntando a la grande y se mueven para preparar la tierra y fertilizarla con abono orgánico para cosechar frutos con miras a las elecciones intermedias de 2021 para lo cual capitalizarán todo lo que pueda.

En esto no se puede perder de vista que el presidente López Obrador está recorriendo México como si estuviese aún en campaña y prepara el camino para que su partido mantenga el poder, sin cambiar su discurso de confrontación y critica.

En Yucatán el terreno está siendo preparado por diversas corrientes políticas, de entre los que el PRI se muestra desdibujado; en ese terreno el fertilizante natural ya está siendo depositado, esperemos que no germine la semilla de discordia y el conflicto social en busca de ganar posiciones en estos años venideros, sobre todo porque Yucatán necesita ahora recuperarse de un desastre económico y administrativo. Ojalá veamos un cambio para mejorar, lejos de la demagogia y del chambismo. El estado no merece tener más años de simulación.

Hasta la próxima…

 

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