El último vuelo de las aves

Por Mario Ovies

Hace 32 años, el 4 de febrero de 1987, la Ciudad de México amaneció con la noticia de que “miles de aves murieron por la contaminación ambiental”. Cientos de aves caían del cielo debido a la alta concentración de gases tóxicos en la ciudad.

Ese acontecimiento se puede sentir lejano, pero estos problemas se están viviendo en la península. En el invierno del 2016 a 2017, gracias a reportes ciudadanos, se detectó la muerte de muchas aves, entre ellas el trogón cabeza negra y tucanes.

Pobladores de lugares como Cancún, Holbox y Cozumel encontraban a estas aves en sus comunidades, en sus hogares y calles. Miles de aves, según los reportes de Cancún, volaban a la ciudad en busca de alimento y refugio, pero acababan heridas o muertas.

Esta repentina migración se debió, explicaron los expertos, a un aumento en las temperaturas, poca floración y falta de alimento. Las aves recién llegadas competían con las aves citadinas por alimento y se enfrentaban a las inclemencias de la ciudad, lo que ocasionó la muerte de muchas.

A diferencia de la ciudad de México, donde para 1987 había perdido casi el 90% de su flora y fauna según un reporte del Movimiento Ecologista Mexicano, nuestro estado todavía es un lugar privilegiado. Yucatán es actualmente hogar de 465 especies de aves, casi el 50% de las aves que habitan en México.

¿Podemos hacer algo para proteger a las aves de la península? Además de lo evidente, como proteger nuestras selvas y reducir la contaminación provocada por el uso del automóvil, pesticidas o la quema agrícola, podríamos seguir un ejemplo que dio grandes resultados.

El acceso a la comida es un factor determinante en el tamaño y la distribución de las poblaciones de animales. La falta de comida en el invierno juega un papel crítico en la supervivencia de las aves. Así fue como la pasión por alimentar a los pájaros de los pobladores Británicos se convirtió en una de las causas de que estén salvando a las aves de su país.

Según el sitio especializado Nature Communications, en su reporte del 2019, 1 de cada 2 propietarios de vivienda británicos alimentan a las aves en sus jardines, lo que causó un gran impacto ecológico en los últimos 40 años.

Al haber tanta comida disponible, la cantidad de aves en las zonas urbanas se ha disparado y ha aumentado, incluso una especie se adaptó desarrollando un pico más largo para poder comer de comederos para aves. Esto debido a que las aves con picos más largos tienen mayor facilidad para comer en los comederos y tienen más probabilidades de sobrevivir.

Según el mismo reporte, actualmente los comedores de aves mantienen a más de la mitad de las aves del Reino Unido. Hoy en día los británicos proporcionan suficiente comida para mantener a 196 millones de aves.

En lugar de tener aves enjauladas, mejor que vuelen, y acudan libremente a nuestros jardines a cantar y alimentarse. No es muy difícil instalar bebederos o dispensadores de comida en nuestros jardines, los podemos colgar de árboles o de paredes y conseguir semillas para hacerles más accesible el alimento.

Con estas medidas podemos ayudar a que las ciudades en el estado sean un lugar de descanso para las aves y no un inmenso cementerio. Estamos todavía a tiempo de hacer un gran cambio. Así en un futuro tendremos aves en el cielo y no solamente en jaulas.

 

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