Numerosas familias de escasos recursos que resultaron afectadas hace algunos años por el paso de los huracanes enfrentan en la actualidad una dura realidad, ya que corren el riesgo de perder sus pocas pertenencias porque sus viviendas no son seguras.
Los habitantes consideran que se encuentran completamente indefensos ante la actual temporada de huracanes.
Familias del puerto mencionaron que están “a la bendición de Dios”, pues temen que la llegada de un fenómeno meteorológico los obligue a salir de sus viviendas y que, cuando estén de vuelta, no encuentren sus casas. “Muchos de nosotros no contamos con un techo seguro y quién sabe qué vaya a pasar si viene un huracán”, señalaron.
Al iniciarse la temporada fuerte de huracanes, decenas de familias no tienen un refugio o vivienda segura para enfrentar las inclemencias del tiempo. Su mayor preocupación es que con el comienzo de este periodo se encuentran expuestos a lo que ordene la naturaleza, atemorizados porque se pudieran quedar sin un lugar para vivir.
Según comentaron, en años anteriores y ante la llegada de huracanes no recibieron apoyo del programa de viviendas, a pesar de que las suyas quedaron en mal estado. Ahora, como cada año, viven con el riesgo de que sus casas “vuelen” tras el paso de un huracán.
A la fecha, decenas de familias que no cuentan con un lugar seguro para protegerse padecen una situación de emergencia y desesperación ante la amenaza de nuevos azotes por huracanes, sin tener siquiera la certeza de que recibirán apoyos.
En este sentido, cientos de viviendas que se ubican en las zonas más apartadas del municipio, en Progreso y las comisarías de Chicxulub Puerto, Chelem, Chuburná, Ejido Paraíso y San Ignacio, se encuentran en condiciones de riesgo, por la mala calidad de las obras y las estructuras.
Por lo anterios, es necesario crear un programa que otorgue mejores condiciones de seguridad a familias cuyas viviendas se encuentran en constante riesgo.
Texto y foto: José Luis Chavarría
