Ex fiscal de Jalisco sobrevive a un atentado en Guadalajara

Uno de los agresores detenidos muere de un infarto en manos de las autoridades. Un bebé de ocho meses también fallece a consecuencia de los narcobloqueos en la ciudad

EL GOBIERNO DE ARISTÓTELES Sandoval en Jalisco inició en 2013 bajo un intenso asedio del crimen organizado. Y así parece que va a terminar, en marzo de 2019. El narcotráfico quiso asesinar el pasado lunes a Luis Carlos Nájera, el exfiscal del Estado y actual secretario del Trabajo local. Los criminales quisieron matarlo en uno de los sitios más concurridos de Guadalajara, una de las ciudades más importantes de México. Minutos antes de las cinco de la tarde y a ojos de todo el mundo. La experiencia de Nájera, un abogado forjado a sangre y fuego en los cuerpos de policía locales, le permitió salvar la vida en un tiroteo que ha dejado dos muertos, quince heridos y desató el caos en la capital de Jalisco.

Nájera, quien fue fiscal entre 2013 y 2015, fue sorprendido por un grupo armado mientras salía de un restaurante de comida japonesa en Lafayette, una de las colonias más populares de la urbe. “Tenía una reunión de trabajo… entraron dos personas sospechosas que yo ubiqué como miembros de la delincuencia organizada”, contó el exfiscal en una conferencia de prensa que dio después de los hechos y en la cuál solo mostró la mano izquierda vendada. “Puse en alerta a mis escoltas. Les pedí que cuando yo saliera tuvieran la camioneta blindada tapando la entrada. Eso fue lo que me permitió salvar la vida”, relató.

Cuando el político salió del Suntory los criminales comenzaron a dispararle. “La mayoría de los impactos fueron contra la camioneta”. Una patrulla de la Policía estatal iba pasando por la zona. Eso permitió igualar la fuerza de los narcotraficantes. Otro grupo de sicarios llegaba a reforzar el atentado. “Al abrirse el segundo frente, estos atacantes cobardemente huyeron —eran entre 15 y 20— y únicamente le hicieron frente mis tres escoltas y dos elementos de la Fuerza Única. Todos huyeron”. El actual secretario del Trabajo, dentro de la camioneta blindada, manejó algunas cuadras. Las balas habían impactado el vehículo hicieron fallar el motor. Nájera se bajó del automóvil y pidió un taxi.

El tiroteo dejó siete personas heridas. Entre ellos tres policías, dos vendedoras ambulantes y un mesero. Las autoridades pusieron en marcha diversos operativos para capturar a los agresores. La Fiscalía informó de que detuvo a seis presuntos perpetradores del ataque de cerca de una docena de responsables. Uno de ellos murió en manos de las autoridades ayer martes a consecuencia de un infarto, informó la Fiscalía. Los atacantes fueron vinculados al poderoso Cartel Jalisco Nueva Generación. Este grupo ha disputado la hegemonía criminal al Cartel de Sinaloa en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Tras el tiroteo, los criminales incendiaron un par de autobuses del transporte público y un vehículo para entorpecer la movilidad de los vehículos de la Policía que se desplazan por las calles a la caza de los sicarios. Estos narcobloqueos dejaron otros nueve heridos en la ciudad. Uno de ellos, un bebé de ocho meses que estaba con su madre en el interior de uno de los camiones, falleció ayer martes en el hospital.

Aristóteles Sandoval, el gobernador de Jalisco, dijo que el atentado fue una reacción del crimen organizado a las acciones de su Gobierno contra el cartel. “Este combate directo y decidido ha costado amenazas a quienes encabezamos el Estado, la Fiscalía estatal y autoridades políticas como el secretario de Gobierno”, dijo en una conferencia de prensa. “La postura de mi Gobierno ha sido no negociar, no dialogar con delincuentes y no doblar los brazos”.

Un funcionario reciclado

Nájera fue el único funcionario que se mantuvo en el Gabinete tras el cambio de Administración de 2013. El abogado fue secretario de Seguridad durante el Gobierno de Emilio González Márquez, del Partido Acción Nacional (PAN). Sandoval, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo propuso como fiscal general, una dependencia creada en su mandato.

Texto: El País

 

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