Feligreses de San Pedro y San Pablo siguen en lucha

Ha transcurrido ya casi un mes desde que comenzó una disputa por una parte de los terrenos en los que se encuentra asentada la Iglesia de San Pedro y San Pablo, en la colonia Nueva Chichén Itzá y, como el primer día, los feligreses continúan realizando guardias para evitar que trabajadores del presunto invasor puedan darles una desagradable sorpresa, anexándose más metros de los que ya han tomado o inclusive, dañando parte de la estructura.

“Por poco y causan un sacrilegio, querían derribar la pared en la que se encuentra el Sagrario, el Santísimo y hasta el cuarto en el que se cambia el padre para dar misa, no tienen miedo a Dios”, dijo Leticia Guadalupe Cervera Cuá, una de las mujeres que se mantiene al pendiente de lo que ocurre en el lugar, donde ya ni siquiera cuentan con servicio sanitario. Los baños quedaron en la parte ocupada de manera aparentemente ilegal.

“Dicen que el padre Montañez les firmó su escritura, que es de hace tres años, pero ese sacerdote que fue el que compró y donó el terreno para que se construyera la iglesia falleció hace más de 25 años” dijo la entrevistada, quien desde muy joven apoya en las actividades que se realizan en la parroquia.

El equipo de Punto Medio fue invitado a recorrer el lugar para verificar la manera en la que se ocuparon los salones en los que se impartía catecismo y que, en la actualidad, afirman están llenos de maderas, que son parte de la actividad a la que se dedica la persona que dice contar con una escritura, y que cuenta con una propiedad contigua a la parroquia. También están en litigio los terrenos en los que se pretendía construir una cancha de basquetbol, y que se encuentran delimitados con bloques.

“Es triste que a los niños que vienen al catecismo se les tenga que llevar a encomendar a las casas de los vecinos para que puedan tomar sus clases, estamos a la espera de que se resuelva el problema, ojalá que sea pronto”, añadió Teresa Méndez, otra de las mujeres quien comentó que por las tardes y noches se reúnen más de 20 personas a esta labor de estar pendientes de lo que pueda ocurrir.

“Ojalá que se arregle el problema, es para el bien de la comunidad, no es de una sola persona, la gente viene a cuidar, el tramite continua, ya están atendiéndolo los abogados de la Arquidiócesis de Yucatán, que han pedido que no se genere enfrentamiento alguno con los trabajadores que se encuentran de manera permanente en el predio de a lado”, explicó Enrique Córdova Lara, quien, recordó como la comunidad trabajó vendiendo panuchos y haciendo kermeses para recolectar los fondos para edificar el templo católico hace más de 42 años.

“Estamos en suspenso, preguntándonos porque sucedió esta lamentable situación, oramos para pedirle al señor que nos ayude”, concluyó.

Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Amilcar Rodríguez

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