Guzmán y la punta del iceberg

Por: Rodrigo Aguilar

La Liga MX cerró el torneo pasado con la desafiliación del Veracruz y apenas en la Jornada 1 del nuevo torneo se ha presentado un nuevo escándalo: el traspaso del jugador Víctor Guzmán, del Pachuca a Chivas, se cayó tras revelarse los resultados positivos de una prueba antidopaje de hace varios meses.

A reserva de los resultados de la famosa Prueba B o confirmatoria, Guadalajara ha comunicado que su nuevo refuerzo ha dejado de formar parte del Club y que “en razón de lo expuesto la operación por su comprar requiere ser anulada y volverá a Pachuca”.

Su rimbombante fichaje (se dice que por casi 12 millones de dólares) se cayó, la imagen del jugador se ha visto afectada y podría quedar inhabilitado lo que empañaría su ascendente carrera de aquí en adelante.

Independientemente del resultado de la segunda prueba lo inadmisible por parte de la Federación Mexicana de Futbol, cuya imagen pública está muy desgastada, es el tiempo que se demoró en conocerse el resultado de la primera prueba realizada en la Fecha 4 del torneo pasado en el partido entre los Tuzos y los Gallos en Querétaro.

La explicación de Enrique Bonilla, presidente de la Liga Mx, involucra incluso a la Conade, que dirige Ana Guevara, ya que la cancelación por falta de recursos del Laboratorio Antidoping en México ocasionó que cerca de 4 mil pruebas, entre ellas la de Guzmán que se realizó el pasado 10 de agosto, tuvieran que enviarse a Cuba para su análisis lo que generó el retraso.

El lamentable caso del “Pocho”, en caso de confirmarse, podría ser solo la punta de iceberg de un tema sensible en el deporte a nivel mundial que ahora salta de nuevo en el futbol mexicano evidenciando una vez más los desatinos a nivel directivo y genera otras interrogantes respecto a sus formas de proceder, como ocurrió en el caso de los Tiburones Rojos. El castigo no debería ser solo para el futbolista.

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