Historia, naturaleza y aventura en la comisaría Xcunyá

La iglesia de estilo gótico dedicada a San Juan Bautista y las instalaciones de la hacienda que dejó de funcionar hace más de 40 años, pero que luce majestuosa aún en ruinas, son parte de lo que el visitante podrá encontrar en la comisaría meridana de Xcunyá, ubicada a unos cuantos minutos del norte de Mérida, y donde también se puede visitar un espacio dedicado a la medicina herbolaria y el cultivo de la abeja melipona. Recorrer el lugar y conocer para qué sirven cada una de las plantas que se cultivan es una actividad que vale la pena disfrutar en familia en un paseo dominical.

A esta comunidad se accede por la carretera Mérida – Progreso, y se toma una desviación de 5 kilómetros en el entronque Dzibilchaltún, y al llegar, lo primero que llama la atención del visitante es la capilla, que en diciembre de este año cumplirá su primer centenario de existencia.

La torre que se levanta sobre el pórtico, configura la fachada principal rematada con el chapitel. Los arcos de medio punto, el
rosetón central y los contrafuertes complementan la expresión particular de esta capilla, que luce en las ventanas figuras de pentagramas.

En cuanto a la Hacienda, que se encuentra frente a la Plaza Principal, y que en la fachada indica que se construyó en el año
1906, los vecinos de mayor edad del lugar, como don José May Cohuó, que cuenta con 74 años, recuerdan haberla visto funcionar en su niñez, cuando la producción de henequén era abundante y se exportaba el producto. En su parte central destaca un pórtico, situado en la planta alta y remata con un frontón para jerarquizar el tren de raspa; el sistema de
fuerza y el empaque se ubican a ambos lados de la desfibradora.

En el jardín botánico Sacbé, del colectivo Koolel Kaab, además de los jobones en los que cultiva la miel de las abejas meliponas, cuenta con más de 100 especies de plantas con propiedades curativas. Doña Anselma Chalé Euán, quien aprendió de sus padres y abuelos la medicina tradicional y la herbolaria, aseguró que combinadas con sábila, polen de abeja melipona y miel, se pueden atender enfermedades como la diabetes y hasta el cáncer. Su meliponario de manera constante recibe la visita de familias y grupos escolares y hasta de extranjeros, que llegan motivados por ver la manera en la que cuida de los jobones y también para adquirir alguno de los productos naturales que elabora.

Para quienes deseen realizar el recorrido de la mano de expertos en el tema, se cuenta en esta comunidad con un grupo de vecinos que se han capacitado como guías y que ofrecen tres diferentes recorridos en bicicleta, de los cuales uno concluye en el Pueblo Fantasma de Misnebalam.

Con esta actividad las familias generan autoempleo, mejoran su economía y además hacen promoción de los recursos naturales.

Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Amílcar Rodríguez

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