Honor compartido

Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
latribunaesnuestra@gmail.com

Los Juegos Olímpicos de Tokio han resignificado la importancia de esta justa no solo en el mundo deportivo, sino también, en el mundo en general. Cuando ha pasado más de un año de vivir bajo una pandemia, las pocas luces que se ven en el camino también nos llevan al fuego olímpico. Una llama que simboliza esperanza, que representa que seguimos sorteando las adversidades, pero sobre todo, un momento perfecto para dar un poderoso mensaje.

Fue en los primeros meses del año 2020, antes de que todo cambiara radicalmente y de que Tokio se viera aplazado, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) realizó una modificación a las reglas de protocolo de la ceremonia de inauguración para que, por primera vez, cada una de las 206 delegaciones participantes cuenten con un hombre y una mujer como abanderados de sus naciones.

Así es, será en Tokio dentro de un par de meses, cuando el mundo entero vea una apertura de Juegos Olímpicos con dos atletas sosteniendo la bandera de su país, una distinción que hasta antes de esta edición estaba reservada para una sola persona, el hombre o la mujer que los comites olímpicos nacionales designaran.

Este anuncio no es casualidad, pues el propio COI ha confirmado que será en Tokio cuando la participación de las mujeres represente el 48% del total de atletas, la participación más alta de la historia. Siendo una clara muestra del mensaje sobre la equidad de género que intenta mandar el organismo deportivo más importante del mundo.

España ha sido la primera nación en anunciar que, Saul Craviotto y Mireia Belmonte, ambos con 4 medallas olímpicas en su récord personal, serán los encargados de portar la bandera de su país. En las próximas semanas iremos conociendo a las figuras elegidas por el resto de los países, incluido el nuestro.

El caso de México es particular porque las últimas tres ediciones olímpicas han sido mujeres las encargadas de portar nuestro lábaro patrio, Paola Espinosa en Beijing, María del Rosario Espinoza en Londres, y Daniela Campuzando en Río. Ahora esperaremos por conocer quienes son los elegidos por el Comité Olímpico Mexicano.

Pero, incluso hay la oportunidad de sumarle historia al suceso si es que designan al matrimonio conformado por los clavadistas Iván García y Paola Espinosa, ambos medallistas olímpicos, y que además sería una forma de cerrar la trayectoria de una de las más grandes deportistas de nuestro país y unirse al selecto grupo conformado por Fernando Platas y Joaquin Capilla como los únicos atletas abanderados en dos ediciones diferentes.

Lo cierto también es que las estadísticas no deben nublar nuestro criterio, es nuestra responsabilidad como espectadores, aficionados o medios de comunicación velar por esas cifras. Analizar realmente lo que representan, si todos los países están llevando a representantes femeninas y más importante aún, qué es lo que están realizando en materia de políticas públicas para garantizar que las mujeres tengan acceso al deporte. El mensaje es claro, el honor es compartido porque la importancia de las mujeres y hombres en el deporte tiene que ser la misma.

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