Incomunicados

Armando Escalante
Periodista y analista político

La fotografía de un pequeño cuarto de bloques y cemento que reemplaza las láminas de cartón y el piso de tierra donde vive una humilde señora en una comunidad apartada, recorre las redes sociales con una feroz, despiadada, andanada de opiniones sin fundamento. Culpan al gobernador del tamaño de la construcción sin que ninguno sepa que se trata de una modesta acción de vivienda auspiciada por el presidente Manuel López Obrador, que carece de suficientes recursos para hacer más que 17,000 acciones de vivienda que pueden ser un piso, un baño, techos, etc. Y eso, nadie lo dice.

Se trata de un pequeño ejemplo de la tarea que tiene a cuestas un gobierno, en este caso el de Yucatán, que le toca para este fin 900 millones de pesos y que debe aplicarse urgentemente para dotar de un techo más seguro a cientos de familias. Es darle un poco a muchos. Pero eso no le importa a nadie.

Si bien difundir esa fotografía en Twitter —la red más cruda de todas— como se hizo, es una enorme, gigantesca falla —elemental y básica— en la comunicación política del Ejecutivo del estado, también significa una dura realidad: así es el programa oficial que ordena el Gobierno Federal, no alcanza para más pero eso tampoco parece importar.

Nadie, ningún organismo, cámara empresarial, reportero, analista, medio de comunicación salió a aclarar —en defensa del gobernador— o explicar de qué se trata ese austero programa que sexenio tras sexenio se lleva al cabo. Pero no hizo falta porque de nada habría servido. La sentencia condenatoria ya estaba dictada por el implacable jurado de las redes, la masa había declarado su veredicto: culpable.

Mauricio Vila, curtido en golpes bajos, puñaladas, traiciones y venganzas, en cuyas cuentas de Twitter y de Facebook se dejó la constancia de la escasez de fondos que le manda el Gobierno Federal, aguanta vara y calla sin identificar que su administración ha sido castigada por Manuel López nuevamente, cortándole los fondos para programas sociales: miles de millones de pesos le tocarán. Todo el dinero es para hacer una refinería dentro del agua, una terminal de autobuses “grandota” en Santa Lucía y un tren que demoraría 20 horas para unir las tierras del presidente en Tabasco con la Planta de Calica en Quntana Roo, cruzando la selva.

Otra víctima de la crudeza de las redes, el alcalde Renán Barrera, es señalado por la masa juzgadora como responsable de que una constructora haga viviendas en un terreno de bajo nivel, hoy anegado por la creciente del manto acuífero. A nadie le importa que ninguna norma, reglamento, ley o requisito alguno, impida construir en una superficie conforme las condiciones históricamente conocidas del terreno; la culpa de la lluvia sin precedente, del paso de dos tormentas y un huracán, es toda del alcalde.

Y nadie en los medios “educa” a los desinformados opinadores. Por allá surgen extraviados, aislados esfuerzos por difundir la voz de especialistas que arrojan luz frente a la ignorancia. Algunos desde nuestro limitado ámbito personal, quisimos explicar lo que sucede, pero nuestra voz solo es una gota en el inmenso océano de los que no les interesa saber, solo opinar, señalar y culpar. Estamos incomunicados.

El xix.— Quitarle dos carriles a la principal avenida de la ciudad y también a la prolongación del Paseo de Montejo para que usen las bicicletas, significará un fuerte perjuicio vial, serias molestias al tránsito por las obras y un enorme descontento de vecinos por 5 o 6 meses; todo eso en plena campaña política. ¿En serio nadie lo toma en cuenta?

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