Into the Spider-Verse: Spider-Man nunca se había visto así

Por Gerardo Novelo

Cuando se anunció el trato Disney-Sony respecto al personaje de Spider-Man, los fans aplaudieron que el arácnido sea arrebatado de las manos de Amy Pascal. Sony compró los derechos fílmicos del personaje para la trilogía de Tobey Maguire, pero no había hecho más que arruinar la franquicia en la última década. Tras la memética Spider-Man 3 y la decepcionante duología “Amazing”, era más que bienvenido que Marvel Studios se encargara del personaje.

Funcionó ver a un nuevo Peter Parker codearse con los Vengadores, pero la gran incógnita del trato fue la alusión a una película animada bajo la tutela de Sony. ¿Los mismos que había continuamente fracasado con Spider-Man? ¿El mismo estudio de animación que hizo la película de Emojis? Nadie tenía esperanzas en el proyecto.

Y henos aquí, unos años después, con la boca callada de satisfacción. Spider-Man: Into the Spider-Verse no solo es de lo mejor del 2018, me atrevería a decir que está también entre las mejores películas de superhéroes de toda la historia, animadas o no.

Into the Spider-Verse introduce a Miles Morales como sucesor de Peter Parker en una historia multi-universal donde “más de uno porta la máscara”, envuelto en una explosión de color que hace de la película una increíble experiencia fílmica. Es una obra algo meta, que explora los tropos y convenciones de su género. En una época donde estos calificativos casi siempre denotan cinismo, Spider-Verse es refrescantemente optimista.

Una obra se sostiene por cuánto saca provecho de su medio. Si tras salir del cine se te es imposible visualizar lo que acabas de ver plasmado en un libro o un cómic, entonces hicieron un buen trabajo. Pocas películas han logrado eso como lo hace Into the Spider-Verse. Su estilo audiovisual es único -utiliza como nadie el lenguaje del cine de animación-.

En un género agresivamente saturado como lo es el de superhéroes, y en un medio crudamente decadente como lo es la animación, Spider-Verse se destaca por lo pulida que es. Detrás del increíble trabajo audiovisual se esconde un brillante guión de la mano de Phil Lord, quien, junto a su usual colaborador Chris Miller, es de las cabezas más prometedoras del Hollywood contemporáneo.

Ah, y llegó a varios cines con funciones en inglés, algo poco común para la animación. Escuchar al elenco original, y experimentar la película en la pantalla grande, más que vale la pena.

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