Jobsharing: un puesto de trabajo, un sueldo y dos personas

Un puesto de trabajo, un sueldo y dos empleados. Es el concepto Job sharing reducido a la mínima expresión. Esta nueva rama de la economía colaborativa, en auge en los últimos años, existe desde hace al menos una década y gana cada vez más seguidores en diversos países de Europa y en Estados Unidos.

La exigencia por parte de las empresas de empleados con flexibilidad de horarios y dedicación absoluta ha hecho que algunos trabajadores se planteen dividir sus obligaciones laborales y sus salarios.

La economía colaborativa se basa en prestar, alquilar, comprar o vender productos o servicios que satisfagan necesidades específicas y que, en un principio, buscan la colaboración entre individuos más que el beneficio económico.

En este caso, compartir trabajo responde, sobre todo, a un deseo de conciliación frente a las restricciones o la inexistencia de esta opción en las empresas.

ALTERNATIVA MÁS EFICIENTE

El teletrabajo, el trabajo flexible y el trabajo a tiempo parcial, a priori podría ofrecer el mismo resultado que compartirlo pero, según la revista estadounidense Forbes, son opciones menos idóneas.

Por ejemplo, trabajar desde casa puede resultar poco adecuado para personas que tienen a otras a su cargo, como niños o dependientes.

Según la revista, estas jornadas pueden alargarse más de lo debido si la organización y carga de tareas no va en consonancia.

Por otro lado, el trabajo a tiempo parcial tiende a limitar el progreso de las carreras profesionales, porque las tareas se reducen a labores de apoyo. Además, la carga de trabajo no siempre se adecua a las horas: se espera que el trabajador haga lo mismo, en menos tiempo.

Hay diferentes maneras de sumergirse en el Job sharing. Se pueden compartir horas, días o turnos. Por ejemplo, dos trabajadores comparten un contrato de cinco días a la semana, el primero trabaja de lunes a miércoles y el segundo, de miércoles -compartiendo con el anterior- a viernes.

Otra posibilidad sería que uno ocupase el turno de mañanas y el otro, de tardes.

Una de cada cuatro empresas en Europa ofrece puestos para compartir, según un análisis de la consultora Robert Half (www.roberthalf.cl).

En Reino Unido, casi la mitad de las empresas optan por proporcionar esta opción a sus trabajadores.

En los países con salarios altos es más probable que se dé este tipo de puestos de trabajo, ya que, aunque haya que dividir las ganancias, sigue resultando provechoso.

En países con sueldos mínimos interprofesionales más bajos en Europa, como España o Grecia, puede que las cuentas no salgan.

BENEFICIOS Y PELIGROS

Esta opción no está reservada únicamente a mujeres que deseen compaginar el trabajo con la crianza, aunque son un grupo importante dentro del Job sharing.

Según la plataforma suiza “Go for jobsharing” (www.go-for-jobsharing.ch) la práctica va dirigida a hombres y mujeres que quieren alternar el trabajo con otras actividades, a jóvenes dispuestos a integrarse en la empresa a través de un intercambio generacional o a trabajadores senior que desean permanecer activos y pasar sus conocimientos, pero trabajando menos tiempo.

Encontrar el compañero prefecto para compartir empleo y sueldo es responsabilidad del trabajador, aunque plataformas como la anteriormente nombrada pueden ayudar en esta tarea.

Ser capaz de trabajar en equipo y tener confianza en el compañero es fundamental para que el proyecto de coempleo tenga éxito.

Una de los principales escollos es cómo lidiar con el síndrome del jefe, ¿quién de los dos está al mando? Si no se gestiona bien puede traducirse en tensión interna, en confusión o disminución de la productividad.

A la hora de integrarse en el resto de la plantilla es importante definir y comunicar los horarios de cada trabajador y mantener al día a otros departamentos que desarrollen su actividad ligada a los dos titulares del trabajo.

Si se consigue establecer un ritmo fluido entre los coempleados y con el resto del equipo, compartir trabajo ofrece ventajas también a la empresa.

Es una manera de concentrar talento y tener la oportunidad de aumentar la productividad. Además, se minimiza el riesgo de que los trabajadores se “quemen” y mejora el entorno laboral con personal más motivado.

Texto y fotos: EFE

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