La Casa Vargas de Tepich, un lugar que vale la pena visitar

Perteneciente al municipio de Acanceh, la comisaría de Tepich Carrillo es famosa desde hace tiempo por los guisos con base en conejo que se ofrecen en la que fuera la casa principal de la hacienda que hasta el año de 1965 se dedicó a la actividad henequenera.

La casa principal de esta hacienda, que anteriormente fue algodonera, se construyó en 1749, y en la actualidad  brinda servicios como hospedaje y restaurante, donde la especialidad son los guisos preparados con base en conejo, que incluso se cría en la propiedad, donde continuamente se recibe a grupos de niños que acuden a conocer el proceso de crianza de estos animales.

“Mi esposo, José Domingo Vargas, gusta de la crianza de conejos, y al adquirir esta propiedad, hizo una pequeña granja, que surte la carne que utilizamos para los guisados especialidad de la Casa Vargas, como el conejo asado a las brasas, el pipián, el relleno negro y el cochiconejo, que es como la cochinita pibil, con su hoja de plátano, pero en lugar de cerdo se prepara con conejo”, explicó la señora Marlene Vela, quien recibió al equipo de Peninsular Punto Medio y nos invitó a dar un paseo por toda la propiedad.

Antes preguntamos por el costo de los platillos y es importante recalcar que este oscila alrededor de los 120 pesos, por lo que en realidad vale la pena venir a probar el sabor tan especial de esta carne, que, de entrada, tiene más proteínas.

–Tenemos un paquete para pasar el día acá en la hacienda, que da derecho a utilizar la piscina, recorrer las áreas verdes y visitar la granja, además de que con los 250 pesos que se pagan, son válidos para comer en el restaurante– explicó nuestra anfitriona, quien detalló que los niños menores de 12 años pagan 100 pesos y que los menores de 5 no pagan.     

Además, dijo, tenemos una opción que incluye el uso de una habitación, que es algo muy socorrido por nuestros visitantes para descansar después de bañarse y comer.

La señora Marlene destacó que en la casona se cuenta con 8 habitaciones, tres “master” y cinco suites. 

Este lugar es muy visitado, principalmente por franceses, alemanes y gente de los Países Bajos, que gracias a la tecnología no tienen problemas con la comunicación, pues, aunque la mayoría habla español, cuando no es así, la señora Marlene comenta que utiliza el traductor del teléfono celular. “Ellos arman sus recorridos hacia los cenotes cercanos a partir de su estancia en el hotel”, comentó la entrevistada, con quien nos dirigimos rumbo al criadero de conejos.

Antes, observamos un enorme árbol de pich, que nos explicó, tiene más de 300 años de antigüedad y es el origen del nombre de la población que significa “El Lugar donde se da el árbol de pich”, y también nos llamó la atención un árbol que da unos enormes frutos de color amarillo, se trata del “Sidrón”, que nos dijo, tiene un sabor similar al de limón, pero con la apariencia y el tamaño de una toronja.          

En la granja platicamos con los hermanos Gonzalo y Cristino Ucán, que son los encargados de atender y cuidar de la reproducción de los conejos, que ocurre cada año, produciendo entre 7 a 10 crías, que de tener el tamaño de un ratón, en tan solo 3 meses alcanzan un peso de dos kilos y medio y ya están listos para ser beneficiados. 

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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