ES DEL CONOCIMIENTO popular el gusto que tiene por el béisbol el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien causó mucho revuelo con un tuit, en el que comentó que en su gobierno se promoverá el “rey de los deportes”, “con escuelas y formación para prospectos de Grandes Ligas”. Por ello, no faltaron las críticas, tanto de periodistas como de usuarios comunes, sobre la predilección de un deporte hacia otro por preferencias personales.
Es verdad, un deporte no puede recibir más apoyo que otro, y más si se trata de la inversión de recursos públicos, pero el hecho de que el próximo titular del Ejecutivo nacional sea un apasionado de la pelota, significa una gran oportunidad para que una disciplina tantas glorias ha dado al país tenga una mayor proyección.
No hay discusión de que el fútbol es el deporte con mayor difusión mediática en el país y el que tiene más inversión empresarial, a pesar de que muchas veces brinde un espectáculo que deja mucho que desear en el espectador. Por ello, el béisbol podría ganar aún más terreno en el gusto de los aficionados, pero sobre todo, en las nuevas generaciones, para generar un nuevo semillero de practicantes que lo impulsen y sea aún más redituable.
No obstante, como se planteó líneas arriba, la responsabilidad de un gobierno no es la de priorizar los apoyos para “X ó Y” deporte, sino la de invertir los recursos en la actividad física, la sana recreación y el alto rendimiento, para combatir problemas puntuales como la obesidad, el sedentarismo y, sobre todo, la delincuencia, a los cuales hay que “ponchar” de una vez por todas.
