La opinión

Hoy llevamos en nuestras páginas dos notas que nos muestran el preocupante panorama que vive nuestro planeta, el cual en los últimos 100 años ha experimentado brutales cambios en su ecosistema, mucho más importantes que los padecido en los 10 mil años previos.

En primer lugar, tenemos una advertencia ante la depredación de la selva yucateca y en segunda instancia, tenemos un análisis de la difícil situación que vive el mundo en el que vivimos.

Y es que al parecer con la llegada de la época moderna y de la revolución industrial, la humanidad se ha esmerado en consumir en grandes bocados los recursos de nuestro planeta, como si estos fueran inagotables.

La explotación del agua, los árboles, el petróleo, animales y todo lo que a nuestros ojos constituya un beneficio y un modo de mantener nuestro estilo de vida, ha traído también una serie de cambios que son el resultado de nuestro insaciable deseo de tener y poseer más de lo que podemos siquiera disfrutar.

Esto se ha traducido en nuevas enfermedades, catástrofes naturales que suceden una tras otra, incrementando su intensidad en cada ocasión; desaparición de especies y una alarmante reducción de las todavía existentes.

En fin, nuestro planeta envía señales muy claras y la humanidad parece que por fin se está dando cuenta de lo peligroso que es seguir por este camino. Tan peligroso, que es posible que nuestros hijos o nietos paguen muy caro las consecuencias de nuestros actos.

 

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