Una llaga es una herida grande, una úlcera que supura líquido. Así, nada más y nada menos, califica Ana Rosa Payán al transporte urbano de Mérida en la actualidad.
Algo sabrá la exalcaldesa de la ciudad al respecto. Fue ella quien desató el infierno sobre el Centro dos días, justo después de establecer cambios en las rutas de transporte.
Sobre aquel intento, algunos opinaron que fue una mala estrategia por parte de la autoridad, pero muchos otros repitieron de manera insistente la palabra boicot.
Lo único cierto, a casi dos décadas de aquel suceso, es que nadie está conforme con el servicio que hoy se ofrece.
¿Hicieron algo los anteriores gobiernos estatal? Sí, paliativos, ocurrencias, ideas engañabobos. De lo contrario, ¿alguien puede decirnos de qué sirve rotular camiones con el ícono que señala un punto específico en el Google Maps? ¿Se pensaba en algún momento involucrar celulares para revisar rutas o saber cuánto le faltaba al camión para llegar al paradero?
Le invitamos a leer la nota de nuestro compañero Iván Duarte sobre éste y otros aspectos de un tema, en el cual las expectativas y la insatisfacción siguen creciendo a la par.
Por supuesto, fiel a su costumbre, Payán Cervera ofrece soluciones y perspectiva que no deben echarse a saco roto.
Sin ofender, más sabe el diablo por viejo que por diablo.
No hay refrán perdido.
