Las altas temperaturas favorecerían a pacientes

De acuerdo con especialistas, el calor evita que las personas que se recuperan de COVID-19 se enfermen de otras patologías respiratorias

Las altas temperaturas representan beneficios colaterales en los pacientes que se recuperan del COVID-19, así como los que la padecen o son asintomáticos, pues el calor evita que se enfermen de otras patologías que tiene que ver con las vías respiratorias, aseguraron médicos especialistas y tratantes de la pandemia.

Empero, también advirtieron la necesidad de mantener cuidado en aquellos pacientes diagnosticados con la enfermedad, a fin de que eviten la deshidratación por el calor y cambios bruscos de temperatura al cambiar de un ambiente, por ejemplo, de aire acondicionado al ambiente natural que supone 40 grados centígrados o más en sitios como la Península de Yucatán.

Asimismo, de mantener estricta vigilancia en la alimentación, especialmente la tradicional de sitios como la península, pues no es propicia para el estado de quienes padecen el COVID-19 y de quienes son asintomáticos y pueden desarrollar esa enfermedad.

En conferencia de prensa participaron el médico internista, geriatra y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), Luis Antonio de Alba, el también internista y cardiólogo Mauricio Veloso y el internista y gastroenterólogo Samuel Serfati.

Al referirse a los efectos del calor extremo que se siente en estas épocas en los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, el doctor Serfati señaló que “paradójicamente”, esto representaría una ventaja, pues evita que más enfermedades se sumen al cuadro de infección y enfermedad que el COVID-19 genera.

Por ejemplo, citó a la influenza; así, los enfermos de coronavirus tienen una especie de protección adicional por no tener las condiciones climáticas para el desarrollo de enfermedades respiratorias que sí son más propicias en otros ambientes más fríos, como, por ejemplo, el de la Ciudad de México.

“Finalmente, es mejor tener más calor que frío en estas circunstancias, pero también es muy importante estar al tanto del consumo de líquidos de los pacientes para que mantengan sus niveles de hidratación durante el transcurso de la enfermedad y en su recuperación”, advirtió.

En este sentido, el Dr. De Alba precisó que esa hidratación debe ser con líquidos que mantengan bien los niveles del cuerpo y no los habituales en la dieta del peninsular o del mexicano, como por ejemplo refrescos, o que contengan glucosa o grasas (caldos sin colar). Esto para propiciar que las secuelas del COVID-19 puedan ser eliminadas y no permanezcan en el organismo.

En el encuentro, también coincidieron en los beneficios del uso de antioxidantes. De manera especial, enfatizaron los beneficios de consumir el Omega 5 nanoemulsionado (GranaGard), lo último en cuanto a oxidantes se refiere, pues reúne propiedades especialmente potentes, ya que tiene la facilidad de llegar directamente al cerebro a través de una innovadora tecnología conocida como “nanotecnología,” que le permite ser transportado dentro de minúsculas gotas (nanogotas) que llegan en las cantidades adecuadas al cerebro.

El granagard es un producto derivado del aceite de la semilla de granada, concentrado en dimensiones nanomoleculares, cuyo principal componente es el Omega-5 (Ácido Punícico) y gracias a que es uno de los mejores antioxidantes naturales, se utiliza para contrarrestar la oxidación celular en los seres humanos y mantener en el mejor estado posible su sistema inmunológico.

“El Omega 5 extraído del aceite de la semilla de la granada roja es el único Omega nanoemulsionado en el mercado y el único que atraviesa la barrera hematoencefálica, por lo que crea un efecto preventivo de la muerte neuronal producida por el SARS-CoV-2”, explicó el Dr. De Alba.

Texto y foto: Esteban Cruz Obando

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