Las bebidas embotelladas en Yucatán, tradición refrescante

Aunque la desaparecida Sidra Pino era de las más conocidas, muchos habitantes en el estado no saben que Yucatán también fue casa de otros sabores y marcas inigualables; el surgimiento del refresco Cristal.

En todo México existen muchas bebidas embotelladas que son muy representativas de los estados en los que se producen, donde están muy arraigados en el gusto de la población, la cual se siente muy identificada con marcas como Toni Col, una bebida con sabor a vainilla originaria de Sinaloa que existe desde 1880, o la embotelladora de refrescos Yoli en Guerrero, que data de 1918.

En el caso de Yucatán hay toda una tradición entorno a la producción de refrescos, muchos de ellos ya desaparecidos, pero de gratos recuerdos para quienes tuvieron la oportunidad de disfrutar de sabores y marcas que ni siquiera teníamos idea de que existieron en nuestra ciudad, como Sidra Osorno y las Gaseosas Tropical.

Para iniciar, hay que señalar que si bien la embotelladora de la añorada Sidra Pino, que fundó en 1888 el señor José María Pino Rusconi, es considerada como la más antigua fábrica de refrescos establecida en Yucatán, en el libro “Mérida en los años veinte” de Francisco D. Montejo Baqueiro, se menciona que en la calle 50 por 69 A del barrio de San Cristóbal, se instaló la primera fábrica de aguas gaseosas que existió en Mérida, propiedad del poeta periodista y notable jurisconsulto, el licenciado Néstor Rubio Alpuche, quien más adelante trajo equipo, insumos y hasta contrató a un maestro cervecero para producir esta bebida, éstos fueron inclusive los antecedentes de lo que sería la Cervecería Yucateca.

Con sus sabores tradicionales como la Sidra Negra, la familia Pino no tenía competencia en toda la región, e inclusive se dio el lujo de que a pesar de que fue concesionaria de la Coca Cola a partir de 1935, le daban mayor importancia a la producción y promoción de sus propios refrescos, y ante la competencia que ya representaba la presencia de la Pepsi Cola, que era entonces embotellada por Humberto Sauma y la familia Jorge, comenzaron las presiones para revertir la situación imperante y esto, aunado a otras razones de importancia, obligaron al señor José María Pino Domínguez a asociarse con los señores Arturo y Fernando Ponce G. Cantón y la familia Vales Guerra.

Los primos Ponce G. Cantón estaban al frente de la Cervecería Yucateca, por lo cual tenían una amplia experiencia en materia de envasado de bebidas, ambos, Arturo y Fernando, disponían de un vasto conocimiento del mercado yucateco, inigualable en aquel entonces. Algo semejante se podía decir de don Agustín Vales Millet, hijo de un gran hombre de empresa, don Agustín Vales Castillo. Las acciones se dividieron al 33% y la Coca Cola siguió embotellándose en el viejo edificio en que se embotellaba la Sidra Pino. Esta compañía se fundó en 1946 y es el antecedente del gran consorcio que es en la actualidad Bepensa.

En 1948, surge la tradicional Cristal, con sus sabores negra y cebada, que hasta la fecha es la única marca local que persiste en el mercado, aunque ya ha desaparecido sabores muy tradicionales como la naranja y la manzana, que dejaron su lugar a la Fanta y a la Sidral Mundet, que son parte del portafolio de la Coca Cola Company.         

En 1950, la Embotelladora Pino se apuntó uno de sus más grandes éxitos al importar de los Estados Unidos y luego embotellar en Mérida el Soldado de Chocolate, que en sus inicios contaba también con los sabores de fresa y vainilla.

En la década de los años setentas, en las fiestas infantiles no podía faltar el tradicional refresco sin gas llamado “Chica Rica”, que al igual que su antesesor “Juguito”, fueron producidos en Mérida a iniciativa del sr. Humberto Erosa (q.e.p.d.). La embotelladora se encontraba en la Colonia Chuminópolis, frente al ex estadio Carta Clara y posteriormente se siguió produciendo en Progreso por los descendientes.

Texto: Manuel Pool

Foto: Agencias

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