Jhonny Eyder Euán
Siempre me tomo el tiempo para observarlos a todos juntos. Cada uno es valioso e importante y si me faltaran estaría preso en los laureles del aburrimiento.
Hablar de los libros es algo que puede tornarse interminable. A muchas personas les encanta leer libros, coleccionarlos, tomarles fotos, releerlos y hasta subrayarlos con algún roller o marcatextos.
Hace unos días me llegó un título que andaba cazando desde hace semanas, y lo primero que hice al tenerlo fue admirar su portada y hojear las hojas. Creo que todos hacemos eso antes de comenzar formalmente la lectura.
En marzo fui hasta una conocida librería sólo para enterarme de que estaba cerrada y no iba a abrir hasta nuevo aviso. Había olvidado que las autoridades suspendieron toda actividad “no esencial” por la pandemia de coronavirus. Esta medida incluyó el cierre de cientos de negocios dedicados a las letras en México.
Desconcertado por el cierre de la librería recurrí a su página web e hice la compra en línea. Así fue como comenzó una serie de compras que realicé en varías librerías de Mérida y otras ciudades.
Por fortuna pude seguir leyendo títulos nuevos, aunque la situación se complicó para los libreros independientes. El cierre de negocios les afectó y aunque algunos abrieron tiendas en línea, las ventas cayeron y hubo librerías que cerraron definitivamente.
Saber que la industria literaria está nadando en la incertidumbre por la pandemia sólo demuestra, por incontable vez, que la cultura no es necesaria para las autoridades. Calificar a las librerías como negocios no esenciales fue el primer paso para dejarlas a su suerte en medio de la crisis.
Ahora estamos en noviembre, y aunque el sector literario va recuperándose, no deja de ser molesto el poco afecto que se les tiene a los libros. Enoja más cuando te enteras de casos completamente opuestos al nuestro. Como el de Bélgica, donde los libros sí son importantes.
Ese país anunció un “confinamiento más severo” y estarán cerrados todos los comercios no esenciales desde este lunes, pero las librerías seguirán abiertas.
La nación decretó que las librerías son negocios esenciales, como las farmacias o las tiendas de alimentos, debido a que los libros ayudan a sobrellevar la angustia de la pandemia. Ojalá así fuera en México, ¿es mucho pedir?
