Más de 4 mil pesos de multa por tirar una colilla al suelo en Bélgica

Hace tiempo que los cigarrillos desaparecieron de los restaurantes, bares y discotecas de casi toda Europa (en Austria la prohibición solo entró en vigor hace apenas tres semanas), pero la guerra contra el tabaco tiene otros frentes abiertos.

Harto de la suciedad y contaminación que generan las colillas, el Ayuntamiento de Bruselas ha anunciado esta semana que cuadruplicará las multas para todos aquellos que sean pillados in fraganti lanzando los restos del cigarrillo al suelo. A partir de 2020, la sanción por el gesto de incivismo pasará a costar de 50 (poco más de mil pesos) a 200 euros (unos 4,300 pesos).

Para detectar a los infractores, se reforzará la cuadrilla de agentes antitabaco de seis a nueve efectivos, que recorrerán las calles de la ciudad ojo avizor.

En teoría, no les costará demasiado empezar a golpear el bolsillo de fumadores incautos. Las restricciones al tabaco en locales de ocio y oficinas sacan cada día a las puertas de edificios y establecimientos a millones de fumadores.

A ellos se suman los que conducen, caminan o descansan en un banco o una terraza entre caladas. Los ceniceros no siempre están al alcance de la mano, por lo que en lugar de buscar el contenedor de basura más cercano, el destino de las colillas acaba siendo en muchos casos el suelo de la calle, la hierba del parque o la arena de la playa.

Para que sea más difícil poner excusas, la iniciativa irá acompañada de la instalación de más ceniceros urbanos y de una campaña de sensibilización.

Pese al anuncio, Bélgica no es precisamente un país modélico en el combate contra el tabaquismo. El pasado 1 de noviembre se convirtió en el último Estado de la Unión Europea en aumentar la edad legal para comprar cigarrillos de 16 a 18 años.

Ahora, busca hacer frente a sus efectos colaterales en forma de desechos. La medida ha sido promovida por la concejala de Los Verdes Zoubida Jellab.

Su partido forma parte de la ola verde que ha ganado tracción en Europa en los últimos meses, y ya es el más votado en la región de Bruselas, donde cuenta con una amplia presencia municipal.

La edil ha aclarado que el objetivo no es llenar las arcas públicas a costa de fumadores poco educados, sino frenar los ríos de colillas que ensucian la ciudad y dejan una imagen desastrosa en la retina del visitante.

Más allá del caso particular de Bruselas, la propuesta se ha convertido en un sello de los partidos ecologistas. En Portugal la lleva en su programa el PAN (Personas-Animales-Naturaleza), que ha multiplicado su presencia en el Parlamento de 1 a 4 diputados en los recientes comicios de noviembre.

En su caso, la sanción que quieren impulsar es incluso más severa: reclama que los fumadores que arrojen una colilla al suelo paguen 500 euros (10 mil pesos), pero quien la ha llevado a la práctica, y de un modo más contundente, ha sido el Partido Socialista en Lisboa, donde puede salir por 1.500 euros (más de 30 mil pesos).

Texto y foto: EFE

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